La Danza de los Chicolos

El efecto migratorio, producto de la pobreza existente en los pueblos de la Mixteca, ha traído consigo cierto desarrollo, pero también la adopción de elementos culturales ajenos a la idiosincrasia de las comunidades, lo que provoca la pérdida de su identidad.

El fenómeno de la transculturización ha puesto en riesgo de desaparición a elementos que, si bien en su momento también fueron adoptados de otras culturas, se han arraigado en las comunidades y ya son parte de sus tradiciones, como las danzas de carnaval o de fiesta.

Por fortuna, en las nuevas generaciones hay cada vez más personas interesadas en la preservación y rescate de la cultura y las tradiciones heredadas de sus abuelos y que a pesar de la amenaza que representa la influencia de otras culturas, se niegan a desaparecer.

Tal es el caso de una danza que parecía estar destinada a vivir sólo en el recuerdo de la gente adulta de Santa María Camotlán: la Danza de los Chicolos, la cual resurgió durante la fiesta patronal de esa comunidad.

DANZA DE LOS CHICOLOS

Esta danza fue traída por los primeros migrantes que salieron de la región para ir a trabajar a Veracruz en el corte de la caña, y que en ese lugar observaron diferentes danzas que después adaptaron a sus comunidades de origen.

De acuerdo con las investigaciones de las profesoras Matilde Gómez Vásquez y Guadalupe Ponce Martínez, el pionero de esa tradición fue Eusebio Martínez, quien entre 1940 y 1945 sumó a un grupo de jóvenes, entre quienes se encontraban Eraclio Abraham Cruz, Odilón Martínez Jiménez, Leovigildo Ramírez, Maurilio Hernández, Herminio Vásquez, Luis Carrasco, José Apolinar, Jesús Vera, Guillermo Palma y Antonio Ventura, algunos de los cuales ya fallecieron.

A este grupo se sumaron Cayetana y Jovana López, quienes se encargaron de la elaboración del vestuario de los danzantes, y Margarito Palma, Pedro Palma y don Lázaro, quienes interpretaban con violín y guitarra la música que se utilizaba para acoplar los pasos del baile.

Debido al fenómeno migratorio y al fallecimiento de alguno de sus integrantes, la Danza de los Chicolos parecía haberse perdido en Camotlán, pero afortunadamente se trató sólo de un receso de varios años, pues en este 2018, en el marco de la fiesta patronal en honor de la Virgen de la Natividad resurgieron “El diablo o chicote”, la “Mujer Encinta”, “La novia”, “La muerte”, “El novio”, “El padre”, así como sus acompañantes, quienes al ritmo de la música de viento mostraron sus mejores pasos.

Matilde Gómez Vásquez, representante del club de Danza de los Chicolos, dijo que el esfuerzo realizado para rescatar esta danza ha dado frutos tras varios años de investigación y trabajo para integrar la coreografía.

POR QUÉ SE BAILABA

Expresó que una característica especial de los danzantes era portar máscaras elaboradas con madera del árbol del pipi, las cuales actualmente se han sustituido con otros materiales.

“El motivo por el cual se bailaba esta danza era para celebrar las fiestas de nuestra comunidad y divertir a la gente. Los bailarines se purificaban de todos sus pecados, según sus creencias, entre las cuales se encuentran la fiesta patronal del 8 de septiembre a la Virgen de la Natividad; el 7 de octubre, a la Virgen del Rosario y el Sábado Santo o de Gloria”; explicó.

Gómez Vásquez expresó que el trabajo realizado para la recopilación de datos y de los pasos ha dado como resultado el rescate de una danza que ya forma parte de la identidad y la cultura de Santa María Camotlán; y una danza en la que los pasos de cada uno de los personajes que participan en ella expresan su fe, pero también su alegría y su tristeza.

Dijo que tras el nacimiento de la danza y al llegar a su consolidación, los auténticos Chicolos recorrían las calles principales de la comunidad en las vísperas de las festividades antes mencionadas.

LOS PASOS

La integrante del club de Danza de los Chicolos, Nancy Lucía Ponce Martínez, mencionó que cada uno de los pasos del baile es la suma de esfuerzos de cada uno de sus integrantes para proyectar esta danza al público.

“Iniciamos con la fiesta; se da la bendición (por el padre). Como toda fiesta se empieza por el baile; después entra la maldad; en este caso sale una mujer embarazada del mismo novio que interviene en el matrimonio. La mujer embarazada representa el pecado durante la danza; después cuando la novia se da cuenta que la otra mujer está teniendo al bebé del pecado, representamos al bebé como un muñeco el cual está lleno de cohetitos que al finalizar la danza se quema; el muñeco representa a Judas, y al final de cuentas se muere”, explicó.

Por su parte, Miriam Guadalupe Ponce Martínez mencionó que si bien no existe la recopilación total de los pasos originales, se tienen avances significativos de la danza de Los Chicolos, la cual se ha concretado con la música, la vestimenta y las máscaras.

LA MÚSICA

Mencionó que en un primer momento la danza era acompañada con música de violín y guitarra; posteriormente se sustituyó con la de banda de viento para interpretar temas revolucionarios como “El zopilote mojado”, “Jesusita en Chihuahua”, “Las bicicletas”, “La marcha de Zacatecas” y “La cucaracha”.

“El vestuario para las mujeres son faldas largas, floreadas, una blusa típica; para el padre su sotana; para la novia un vestido para esa ocasión; a través de las máscaras. Utilizamos el valseado exagerar el paso, ser más coqueteos con los brazos, los hombros”, dijo.

Para Teresa Arroyo Sandoval el trabajo realizado por los jóvenes de esa comunidad ha permitido rescatar esta tradición, y al mismo tiempo darla a conocer a las futuras generaciones para su preservación, para contribuir al fortalecimiento de su identidad.

EL ORIGEN DEL NOMBRE

Matilde Gómez Vásquez refiere que el nombre de Chicolos surge a raíz del “chicole” un carrizo utilizado para cortar las pitayas.

“Aquí en Camotlán utilizamos un artefacto para cortar las pitayas, fruto característico de nuestra comunidad, el chicole; pensamos que es el derivado de Chicolos”, comentó.

Sin duda alguna la cultura, la gastronomía, las tradiciones y costumbres de las comunidades mixtecas las hacen diferentes a las del resto de la entidad y el país, ya que cuentan con su propia identidad que distingue a una población de otra. En los pueblos de la Mixteca la historia y la cultura se niegan a morir.

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