Danza de la Pluma, mezcla entre lo indígena y lo español

Con los sonidos de la banda, el conjunto de colores en el penacho, los brincos suaves y armoniosos y la resonancia de la sonaja, es como la Danza de la Pluma se hace presente para conquistar a su pueblo.

El baile de los zapotecas

La Danza de la Pluma es uno de los bailes memorables de Oaxaca, con la interpretación de Moctezuma acompañado de dos teotiles o consejeros, seguidos de cuatro reyes menores o intermedios y dos capitanes de puerta.

Según un estudio del antropólogo Demetrio E. Brisset, menciona que en el idioma zapoteco la Danza de la Pluma se denomina “zahatoviguetza”, que se traduce por fiesta “zaha” de plumas “tovi” brillante, colorista “guetza”.

Algunas de las comunidades en Oaxaca que ejecutan el baile de la conquista son Cuilápam, Jalpan, Ocotlán, San Agustín de las Juntas, Santa Ana del Valle, San Andrés Zautla, San Bartolo Coyotepec, San Jacinto Chilateca, San José el Mogote, Santa María Atzompa, San Martín Tilcajete, Teotitlán del Valle y Zaachila.

El origen

Diversas son las versiones sobre el origen de esta ancestral danza, una de ellas es la que remonta al siglo XVI, donde existía un espectáculo inspirado en la lucha entre indígenas aztecas y españoles. En 1566, el hijo de Hernán Cortés y la Malinche, Martín Cortés celebraba el nacimiento de sus hijos mellizos con una fiesta integrada por dos bandos, el primero con la representación de su padre y el otro encabezado por indios, interpretando la comedia de la conquista.

Otra de las versiones es el “Códice Gracida”, elaborado en 1970 por fray Esteban Arroyo y el licenciado Jesús Martínez Vigil, documento considerado en su tiempo como el original de la Danza de la Pluma, de la Conquista o de Cuilápam en dicho códice, se consideraba que los dominicos fueron los que escribieron la letra y compusieron la música de la Danza, utilizándola como un medio de evangelización.

Esta danza está inspirada en un baile ritual precortesiano, el cual evoca el triunfo del pueblo mixteco sobre el zapoteca, antes de ser sometidos por los imponentes aztecas.

Otro de sus significados se deriva al tributo de la Diosa mexica del maíz Cintéotl, hasta nuestros días se enfoca a evocar la conquista española sobre el pueblo de México.

La vestimenta, una mezcla de los ancestros

La vestimenta se compone de una “corona o plumero” o mejor conocido como penacho, todo decorado con plumas de guajolote, camisa de manta y calzón, el cual tiene como complemento tubos de tela de espiga de trigo dividido en franjas.

De acuerdo a la jerarquía de los danzantes es el número de divisiones, en los teotiles y capitanes cuatro franjas, en los reyes menores tres.

Conjuntamente, portan una blusa o huipil de terciopelo bordado con lentejuelas formando grecas; mascadas de satín, delantal y tilda, bordados con un águila imperial, pirámides o el Dios Cozijoeza, el último gobernante zapoteca; la sonaja en la mano derecha como un arma y la macana de madera en la izquierda, representando al escudo.

Según David Mendoza, integrante del grupo de danzantes de la Villa de Zaachila, el penacho es muy importante, ya que representa el legado de la cosmovisión del pueblo zapoteca, con sus vistosos colores y su listón en forma de casita. Lleva un sol y una luna, además de espejos en la parte frontal y trasera, todo sostenido con un barbiquejo.

Un orgullo para el pueblo

Antiguamente en Zaachila, esta danza se integraba por dos bandos, el de Cortés y el de Moctezuma, “Ahora sólo se representa al bando de Moctezuma, ya que por alguna razón sentimos que se humilla al mexicano, al oprimido por los conquistadores, que en muchas danzas de nuestro pueblo hemos optado por no representar la parte dolorosa de nuestra historia”, señala David Mendoza, representante del grupo de Danza de la Villa de Zaachila.

Por esta razón, sólo interpretan la parte de grandeza, como es el cuadro de Moctezuma con sus acompañantes.

“La Danza de la Pluma es una representación dancística para nuestro pueblo, se realiza en las mayordomías o en las fiestas del cerrito, para nosotros es muy importante porque es una de las danzas que han persistido desde la época prehispánica”, comenta David Tomás Mendoza.

“Para nosotros, la Danza de la Pluma representa el movimiento del sol, nuestros pasos son parte de los rituales que se hacían en honor a nuestros dioses”

La danza se baila en las mayordomías durante tres días en los barrios, en el atrio de la iglesia y por supuesto en la máxima fiesta de los oaxaqueños, la Guelaguetza.

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