Oaxaca es personal

Aun estando lejos, muy lejos de esta tierra, uno siente a Oaxaca en el pecho, en el cuerpo entero, en la emoción. Por eso sus problemas y complejidades son los nuestros. Pero también son nuestros los numerosos motivos que tenemos para celebrarla: Festejo a Oaxaca porque es el lugar donde han nacido las personas que más amo, porque en este sentido Oaxaca es un lazo que me une a ellas, me identifica con ellas. Cada olor a pan por la mañana, el humo de las cocinas saliendo por los ventanales o el aroma incomparable de la tierra mojada cuando llueve, los festejo. Festejo a Oaxaca por su historia y sus años de esfuerzo. También por su persistencia. Pocas ciudades en el mundo, por ejemplo, pueden enorgullecerse de conservar su grandeza a pesar de haber transcurrido por catástrofes naturales y aún tras haber sufrido actitudes humanas, institucionales y sociales reprochables.

Festejo a Oaxaca, porque veo por todas partes y rincones a personas que coinciden, que están dispuestas a aliarse para mejorar la ciudad.

Veo a las personas y pienso en la esperanza.

Esta es una de las principales motivaciones de esta celebración: festejar a Oaxaca es festejar a las personas, a los seres humanos que aquí gastamos nuestro breve paso por el mundo.

Todo buen oaxaqueño sabe que en esta ciudad, mientras haya oportunidad de encontrarnos y mirarnos, cada día es un festejo.

Juan Pablo Vasconcelos Méndez
Coordinador de las Culturas, Turismo y Economía del Gobierno de la Ciudad.

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