Bienvenidos a Ñoo Iton

Cada año el pueblo en la cima, San Juan Yolotepec, en el municipio de San Pedro y San Pablo Tequixtepec, en la Mixteca Baja de Oaxaca, se reúne para dar una visión en retrospectiva de lo que son sus raíces, de lo que dejaron sus antepasados y de lo que están dejando quienes están presentes. El pasado 14 de marzo se celebró el inicio de la fiesta del Quinto Viernes de Cuaresma en honor al Señor del Buen Viaje.

EL MUSEO

Con el apoyo de instituciones, personas y manos colaboradoras, ese mismo día se inauguraron tres nuevas salas del museo de la palma y arqueológico ÑooIton. Ahora el espacio tiene un nuevo rostro.

El museo permite honrar la diversidad cultural del pueblo, lo que tiene que ver con la música, con la palma y la vida cotidiana. La cultura es concebida diferente con cada actividad que realizan los habitantes para sobrevivir y para fortalecer sus lazos sociales. El museo no es un espacio para contemplar, sino un lugar para motivar a mejorar las condiciones de vida.

“El propósito del pueblo y del patronato del museo es que se organicen talleres, espacios de difusión y de crecimiento personal de la mano con las manifestaciones culturales que han desaparecido como la danza de los moros que llenaba de orgullo a Yolotepec cuando se presentaba en otros pueblos como Chinango, Cosoltepec y Acaquizapan, danzas que se disfrutaban a luz de las gomas de jiotillo, al igual que la maroma con las compañías Superman y Estrella; la orquesta y la música de violín, todo es añorado”, comenta el agente de la comunidad, Tiburcio Pérez Castro.

Actualmente, en el pueblo sobreviven dos elementos culturales que cada día cobran vigor; el carnaval y la banda conformada por jóvenes interesados en preservar lo tradicional, ya que no es una banda de esas que no se entiende lo que tocan. Participa en marchas, desfiles, procesiones, funerales, sabe acompañar cada ocasión.

 

La banda no tiene muchas posibilidades de financiar instrumentos, la mayoría están en malas condiciones. Durante un año estuvieron rentando una tuba que se descomponía a cada rato, hasta que con el amor del pueblo por el arte pudieron comprar una nueva de 35 mil pesos con una cooperación de 150 pesos por persona, la cual fue estrenada en la fiesta del Quinto Viernes.

Luis Villareal Castro, presidente del patronato del museo Ñoo Iton, recordó que en 2002 realizaron la primera convocatoria para la creación de este espacio luego de la recolección de vestigios históricos por parte de los habitantes.

 

Nunca pensaron que el proyecto crecería tan rápido. El pueblo ha trabajado, con el apoyo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) tuvieron la oportunidad de ocupar cuatro salones que antes pertenecían a la escuela de la comunidad. Posteriormente, Culturas Populares les ayudó para adaptar la museografía.

La autoridad tiene el sueño de seguir trabajando con ayuda del doctor Neftalí, del profesor Luis y demás colaboradores, quienes visitaron muchas familias y revisaron cientos de fotografías.

 

El museo busca la participación de la comunidad y que la comunidad se apropie de él. Fue construido a partir de muchas ideas. La primera sala fue destinada para las piezas arqueológicas; se agregaron dos piedras grabadas de la doctora Laura Rodríguez Cano y seis croquis coloniales de Yolotepec que existían en diferentes lugares.

LA PALMA

La segunda sala fue reservada para la producción de la palma. El sombrero que se hacía en Yolotepec era distribuido en 70 puntos de 12 diferentes entidades federativas. Más que una artesanía, este elemento significa para los habitantes un protector del medio ambiente, convive con otras especies y es utilizado para techar casas, para funerales, tiene usos medicinales, sirve como forraje para ganados y para reconstruir los suelos.

Los adultos ponían a los niños a cuidar los sombreros cuando se estaban secando. El sombrero era un artículo de uso cotidiano, no había de hombre y de mujer, era de un solo tipo. Ahora ya fue desplazado por las gorras comunes. Los sombreros de Yolotepec llegaban a Guadalajara y hasta Mérida. Algunos todavía recuerdan cuando salía el camión cargado de sombreros de palma real.

 

En la tercera sala se congregan diversas temáticas y servirá como espacio para exposiciones artísticas. Mientras que la última lleva por nombre La fiesta y en ella se proyectan la banda filarmónica de 1936, las danzas y la maroma, elementos inmortalizados en el mural La Fiesta, de la artista plástica de Huajuapan, Alejandra Ramírez García.

“La idea es que el museo se vaya ampliando y se convierta en un espacio sin paredes donde una parte sea la sede original con todo lo que debe estar bajo resguardo y la otra parte será donde están las cuevas, los hornos y la palma. Tiene que ser un museo vivo, ya que si los museos se encierran, estamos condenando la cultura a morir. Resguardamos la parte que ya pasó, la memoria de aquellos sucesos que fueron importantes, pero la cultura, la lengua, la música, el carnaval, la maroma y el pueblo, siguen vivos”, comenta Francisco Círigo, de la unidad regional de Culturas Populares.

LA LENGUA

En el proceso de extinción de la lengua mixteca personas como la profesora Norberta Pérez Castro, oriunda de Yolotepec, trabajan en preservar este tesoro, por ello durante la inauguración de la museografía proclamó en mixteco y en español el poema de su propia autoría: Los ojos del Sol.

 

“Cuando una persona habla la lengua es otro sentimiento, como cuando hay alegría. Hablar mixteco es algo diferente, algo excepcional. El poema Los Ojos del Sol, más que nada es un sentimiento que la familia y los papás tienen cuando un hijo se aleja de la casa por trabajo o por estudio, porque al final de cuentas para los padres siguen siendo sus pequeñitos”.

Norberta dice que aparte de conservar la legua, han aprendido a concientizar y reflexionar sobre una herencia tan grande que en su tiempo no fue valorada, ya que los papás antes tenían prohibido por el gobierno hablarles a sus hijos en mixteco, pero con lo poquito que los abuelos dejaron han logrado rescatarlo.

“El sol sale por la mañana, y se oculta por la tarde. Al caminar puede ver todo, y nosotros aquí no vemos nada. El sol ve a nuestros hijos al trabajo llegar y del trabajo regresar. El sol puede ver a nuestros hijos si están bien o si están enfermos, si están contentos y los ve si están tristes”.

 

“El sol ve si caminan rápido o despacio, el sol los ve si andan limpios o andan sucios. El sol ve si son trabajadores o una pesarosa floja. El sol puede ver a las personas que están cerca y a toda la gente que está lejos”.

“El sol acaricia el rostro de nuestros hijos al amanecer, y les da un beso en cada tarde. Por eso quiero ver como el sol y así poder saber qué les pasa a mis hijos todos los días y así estar tranquila”.

EL SEÑOR O CRISTO DEL BUEN VIAJE

El Señor del Buen Viaje cada año reúne a sus hijos para disfrutar de la familia, la gastronomía, las bellezas naturales y el folclor de Yolotepec.

Tiburcio comenta que el Quinto Viernes en San Juan Yolotepec es una fecha importante, ya que hay una gran coincidencia entre el Señor del Buen Viaje y el largo tiempo que Yolotepec fue un pablo tejedor de la palma.

En varias familias hay un viajero, una persona que llevaba los sombreros a Tehuacán para el acabado y luego se dirigían a los diferentes estados de la República para trabajar en la venta.

 

Esta historia habla mucho de la veneración del Señor del Buen Viaje. Los abuelos se iban por 15 o 20 días para vender los sombreros. Todo acabo en los años 90 cuando surgieron otro tipo de viajeros que empezaron a partir a San José, California, Chicago, Nueva York y a varias ciudades del país.

“Donde estén nuestros paisanos recuerdan que hay una festividad importante en nuestro pueblo y desde aquí les enviamos un saludo con mucho cariño y fraternidad para los que no se olvidan de Yolotepec estando lejos, ellos están presentes en nuestros corazones”, expresa el agente.

Otra tradición que no se pierde en el pueblo es la coronación de la reina. Este año la muchacha Adriana Calvo Pimentel, fue la elegida para representar a su pueblo. Aunque vive en la Ciudad de México, donde actualmente estudia, ser la reina de la fiesta del Quinto Viernes llena de orgullo a su familia.

Durante la inauguración de la fiesta titular y luego de la presentación del payasito maromero Venustiano Martínez, ‘Chiquilín’ quien alegró a todos con sus versos, La enfermera Reyna Martínez Rojas recitó el poema ¿Quién soy?, de don Ponfilio Martínez, oriundo de Yolotepec:

 

“¿Quién soy? No lo recuerdo. Porque cada año que pasa estoy más triste y ¿sabes? me preocupa tanto que hasta mi nombre he olvidado. Deja recordar cómo me llamo, tal vez tú lo sabes. Pero, ¿yo? ¡Sí, sí, sí, soy San Juan Yolotepec!”

“Hoy con este hermoso amanecer quiero brindarte el mejor de mis deseos, que seas feliz, que tengas salud, trabajo y mucho éxito y así, disfrutes todo lo que dios te ha dado. Te has ido tantos años que veo, me has olvidado. Sin embargo, quiero decirte que aquí en vida no te olvidaré y mucho menos me he muerto. Mis brazos siempre estarán abiertos para ti, te espero”.

‘Despídete con mi alegría y con mi silencio te arrullaré. A veces te has ido con enojo que hasta me has despreciado y mírame como estoy envejeciendo. Mi alma muere, llora poco a poco y me resisto a la esperanza de verte llegar en aquel insensible y extraño amigo que es el tiempo. Disfruta de tus alegrías y tradiciones. Siempre te he querido, soy el motivo de tus éxitos y fracasos, soy simplemente tu pueblo, ¡San Juan Yolotepec!”

 

Anastasio Villareal Díaz, director del centro coordinador de la CDI en Silacayoápam y encargado de inaugurar la fiesta titular del Quinto Viernes, reconoció la organización de su pueblo por conservar sus raíces a través de la fe al Cristo del Buen Viaje.

Anunció que ahora esta parte norte de la Mixteca de Oaxaca se reviste de mayor importancia con la producción de la pitaya, cuya temporada iniciará con los festivales en Santiago Chazumba el 5 y 6 de mayo; en San José Chichihualtepec los días 12 y 13; Santo Domingo Tianguistengo el 17, 18 y 19 de mayo; Santa María Camotlán el 20 de mayo y La Trinidad Huaxtepec el 26 y 27 de mayo.

“Esperamos que los paisanos regresen a darle vida a esta comunidad que representó económicamente con la palma un pueblo de gran importancia en la región con una gran historia de conformación’”

DANZA DE LOS CHILOLOS

Al final del programa cultural se presentó el carnaval de Yolotepec. Desde 1911 los habitantes de esta comunidad viven, sienten y festejan un carnaval único que dio origen a los chilolos, como son llamados los danzantes que usan atuendos multicolores, coronas a base de carrizo forradas con un paliacate, espejos, cascabeles y máscaras de animales. Llevan un palo para bailar el rito de los sones tocados por flauta, órgano de boca y tambor.

 

Máscaras de madera con cuero de animales, gritos y el sonido de los cascabeles llenan de éxtasis a los presentes. Esta danza es sobreviviente del plan de aniquilación cultural, un ritual que surge del miedo de los conquistadores y la rebeldía del pueblo.

En manojo de hierbas representa la medicina tradicional y el control de las energías, mientras que la máscara de animal simboliza la rebeldía ante la prohibición de adoración de las deidades de los pueblos indígenas.

Algunos chilolos que representan a sacerdotes llevan marionetas que simbolizan la brujería a la que tanto temían los invasores. Hay dos tipos de danzas, las guerreras y las festivas. Los cascabeles representan la energía del sol y dan fuerza al bastón que fue un arma de uso común de las culturas mesoamericanas.

Medias coloridas hasta las rodillas, calzón de tela brillante, camisa de botones y manga larga, tiras de listón, paliacates, cascabeles dorados, bastón, corona y máscara, son los elementos principales del atuendo.

Según los abuelos del pueblo, el carnaval se celebra en Ñoo Iton desde los primeros años del siglo XX. El registro del primer carnaval fue en 1911 y quien lo inició fue el señor Abraham Castro.

 

La celebración da inicio a las 4 de la mañana y concluye a la media noche. Los chilolos bailan por las calles de la población llevando alegría y sanando las almas. La regla para los danzantes es que nadie puede dejar de bailar o el castigo es ser encarcelado.

Durante el carnaval de marzo, los días 2 y 3 bailan los chilolos viejos ‘ko’olosa’ano’, mientras que el 4 de marzo bailan los chilolos jóvenes ‘ko’olokuachi’. La fiesta termina con la muerte del chilolo: los danzantes viejos y jóvenes golpean sus bastones viéndose de frente hasta que uno suelte su palo, protocolo que define quien será el próximo mayordomo del carnaval.

Los vestuarios están llenos de costumbres sacras y militares, representan la fuerza de la naturaleza contra la operación sistemática a la que los tejedores de la palma se han enfrentado hasta los últimos días.

Esta serie es un regalo del tiempo a través de mis ojos para el pueblo indígena de San Juan Yolotepec, Tequixtepec, Oaxaca. Gracias mágico ÑooIton.

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