Viko Ñuuí, por amor a la danza

Ante la necesidad de encontrar la autenticidad y sus raíces, surge un grupo de investigadores danzantes en la Tierra del Sol con el sueño de rescatar el amor por la expresión corporal y el valor de la resistencia contra las barreras del sistema social.

Cecilia Mónica Zúñiga López es danzante desde hace 11 años en la fundación Viko Ñuuí “Fiesta de mi pueblo”, un grupo que surge cuando varios jóvenes de diferentes niveles educativos son tentados para integrarse a talleres folclóricos o formar parte del grupo de la Casa de la Cultura.

 

Todos estudiaban en la ciudad y estaban disponibles para ensayar, pero llegó el momento en que tenían que irse a estudiar la universidad y no había mucha disposición, pero el interés continuaba por el amor a la danza.

EL ORIGEN DEL GRUPO

“Al estar estudiando fuera de la ciudad es difícil acudir a los ensayos. Se nos cerraron las puertas para pertenecer a otros grupos y fue así que surge el taller fundado por quienes ya pertenecían a otros ballets en la ciudad. En el 2006 la idea se concretó, ya que varios de los integrantes eran amigos y competían en concursos del Jarabe Mixteco”.

“Las delegaciones del Jarabe Mixteco en Huajuapan supuestamente se forman imparcialmente dependiendo del grupo que vengas. Muchos fueron haciendo amistad y encabezados por César Cortés López se organizaron para hacer la primera Guelaguetza de Huajuapan, una tradición que la gente no conocía mucho, ya que en junio y julio todos estaban más interesados en la feria”, cuenta Cecilia.

 

Recordó que en ese entonces su primo César se motivó al no recibir apoyo del municipio: por lo que con la ayuda de cooperaciones de familiares, amigos y vecinos, surge la primera Guelaguetza en la colonia Del Maestro.

A pesar de la falta de dinero, con la organización, tiempo y desgaste, el evento tuvo gran éxito en el 2005. Posteriormente, en 2006 estalló el conflicto magisterial y se suspendió la Guelaguetza en la capital, pero no en Huajuapan.

 

“En ese tiempo se manejaban los intercambios culturales. Es decir, tú me apoyas viniendo a bailar y yo te apoyo visitando tu región. Las correspondencias comenzaron a llegar y nos vimos en la necesidad de crear un concurso interno para llevar el Jarabe Mixteco a todos los lugares de donde nos visitaron”.

No eran un grupo oficial; sin embargo, formaron una delegación representativa. A partir de ese momento comenzaron a llegar a la ciudad correspondencias de San Antonino, Putla de Guerrero, Juquila, entre otros.
A pesar de la falta de tiempo de los integrantes del taller, se organizaron para regresar las correspondencias cada fin de semana. Los jóvenes danzantes asistían a los intercambios, pero ya no sólo con el Jarabe Mixteco, la gente comenzó a pedir más números.

USAN NOMBRE OFICIAL

En el 2007, fue su primera participación con el nombre oficial de Taller de Danza Viko Ñuui en la Feria Nacional del Mezcal con sede en Santa Catarina Minas, representando a los mezcaleros de San Pedro Apóstol, Ocotlán.

 

“Al inicio era difícil, no había para vestuario, pero por amor todos nos comprometimos a que cada quien se haría cargo de sus trajes para las diferentes presentaciones. En ese tiempo se bailaba el Jarabe Mixteco y los Sones y Chilenas de Santa Catarina Juquila”.

Cecilia dice que en ese momento supieron que bailar en una gran ciudad o en un pueblo pequeño tiene la misma importancia, ya que la preparación es la misma, pero lo que más los enriquece es bailar en las comunidades, pues se fortalecen las tradiciones.

INICIAN LOS VIAJES

Enseguida comenzaron los viajes cortos a Tezoatlán de Segura y Luna, Santa María Tindú, Santa María y Santiago del Río, San Marcos Arteaga, Santiago Juxtlahuaca, Santo Domingo Tonalá, entre otras comunidades.
“Luego se nos hizo costumbre que cada año esperábamos el llamado de las comunidades cercanas donde el presupuesto es más reducido y no tienen la facilidad de contratar a varias delegaciones”.

 

La necesidad de estudiar y de seguir siendo parte de la danza fue la motivación de todos los danzantes del grupo. La última Guelaguetza de la colonia Del Maestro fue en 2011, ya que los comités van cambiando y siempre se requiere de tiempo y dinero. Sin embargo, el taller Viko Ñuuí dejó por 10 años consecutivos un recuerdo en los habitantes que jamás olvidarán.

UN JARABE ORIGINAL

Cecilia Zúñiga menciona que el director del taller siempre anteponía en los más jóvenes la responsabilidad por la escuela antes que la danza. Si alguien no tenía tiempo para asistir a los ensayos no se le truncaban los sueños y tenía la oportunidad de seguir bailando.

 

“Cuando tienes entre 15 y 20 años no entiendes muchas cosas, te cuesta comprender por qué estás viviendo en el egocentrismo y no te gusta saber de historia, de la ideología y antropología del baile. Pero cuando vas creciendo y vas a las comunidades ves como todos lo valoran porque cada lugar tiene un baile que se considera parte de una tradición que transcendió y se apropió de una región”.

COTROVERSIA SOBRE EL JARABE

Actualmente, hay desacuerdos sobre cuáles son las bases para bailar el Jarabe Mixteco. Unos piensan que debe ser muy alto, con faldeos arriba, pero son cosas estilizadas. Lo que se tiene que hacer es conservar lo más tradicional de la danza, quizá no como lo bailaba don Cipriano Villa, uno de los creadores, pero sí tiene que ser estándar, señala Cecilia.

 

Relata que cuando los fundadores del taller comenzaban a bailar ya habían representado a Huajuapan en el Auditorio Guelaguetza, pero tenían conflictos con la Casa de la Cultura de Huajuapan, ya que otras personas trataban de imponer su estilo de baile.

Luego llegaron a un conflicto porque no sabían a quién preguntarle, no había ningún documento oficial que dijera cómo se debe bailar.

INICIA LA INVESTIGACIÓN

No había una explicación real, muchos decían que los tres listones que van en trenzas de la mujer representan a las tres mixtecas, pero otros decían otra cosa. Posteriormente, César y su hermana Aremis iniciaron una investigación y comenzaron a entrevistar a las personas que en algún tiempo bailaron el jarabe, consiguieron videos y fotografías, pero la última palabra la tenían las hijas de don Cipriano Villa.

 

“Con ellas encontraron controversias porque las hijas son de diferentes edades. El papá bailó con todas; cuando bailó con la más grande estaba más ágil y alto. En tanto, la otra hermana afirmaba que el jarabe tenía que ser lento, bajo y con mucha cadencia. Ellas le dieron a mi primo todas las pautas que necesitaban”.

Después comenzaron a trabajar en el taller un nuevo jarabe, ya no había duda de cómo tenían que ser los faldeos. Posteriormente, se presentaron en la Ciudad de México donde fueron evaluados por las hermanas Villa.

“En ese tiempo el jarabe lo ejecutó la pareja que más trabajo tenía, ya que se debe seguir una disciplina. En ese tiempo bailó Aremis y César. Luego de bajar del escenario las señoras Villa dijeron que por primera vez habían visto una ejecución en la que las dos estaban de acuerdo, eso fue el año 2008”.

 

A pesar del logro, el proceso para la elección de la pareja representativa del Jarabe Mixteco seguía siendo el mismo. Siempre salían con el coraje por haber trabajado tanto y ser excluidos por pertenecer a un grupo que no era el preferido de la autoridad en turno.

“Lo que fue una mala experiencia se volvió una motivación. Seguimos constantes y participando en los concursos aunque no ganemos, aunque no sepamos qué pasará, sólo por el gusto de hacerlo bien”.

LOGROS INESPERADOS

Cecilia cuenta que luego del camino recorrido el taller Viko Ñuuí ha logrado diferentes medallas en concursos nacionales. Al inicio siempre obtenían bronce y plata y no sabían por qué no podían conseguir el oro.

En el 2013 con un poco más de técnica, fuerza y precisión, el taller logró conseguir una medalla de oro en Cancún, Quintana Roo. También alcanzaron una de oro en un concurso de la Ciudad en México.
“En estos concursos siempre participan danzantes de otros países. De México por lo regular siempre van del Norte, del Sur creo que no se enteran o no encuentran el apoyo para ir. En Cancún fuimos el único grupo de México en la categoría regional, de ahí puro de Perú, Bolivia y Guatemala, ellos siempre van con mucho apoyo”.

Cecilia asegura que el taller Viko Ñuuí seguirá danzando sólo por el gusto y el amor a la tradición. También esperan que las autoridades den continuidad a la iniciativa de organizar una Guelaguetza en el municipio.

Actualmente, ensayan en espacios públicos, ya que antes tenían acceso a las canchas de la escuela Ricardo Flores Magón, pero por las decisiones políticas y la inseguridad, ahora el acceso es más restringido.

Manuel Hernández Martínez es la actual pareja de Cecilia en la ejecución del Jarabe Mixteco. Él se integró al taller en el 2013. Cuenta que con el trabajo realizado de César ahora ya hay una línea estándar del jarabe; de ahí han interpretado bailes como el de Tututepec, Santiago Jamiltepec, Sola de Vega, Miahuatlán de Porfirio Díaz, Putla, Juquila y Juxtlahuaca.

 

Considera que como ser humano la expresión corporal es un elemento necesario, una disciplina que requiere ayuda constante. “Mi mayor satisfacción es ver a siete parejas ejecutando el Jarabe Mixteco en un mismo escenario, la respuesta del público ha sido muy favorable, la gente se apasiona”.

En el taller lo que cuenta es la unión, no hay rivalidad sobre quién baila mejor, sino apoyo para que todos puedan comprender el motivo del vestuario y los siete sones con los 14 pasos del jarabe, ya que cada uno tiene un sentido.

MÁS ALLÁ DE LA DANZA

Anabel Herrera Soriano, maestra de la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM) en la Maestría de Medios Interactivos, trabaja en el proyecto “Uso del robot humanoide NAO como herramienta de apoyo para la enseñanza del Jarabe Mixteco en niños de tercer grado de primaria”.

“El interés en realizar ese proyecto se debe a que llevo 20 años en el mundo de la danza. En los años 2002 al 2003 me invitan a integrarme al taller de danza Viko Ñuuí. Desde entonces he recorrido diversos escenarios estatales y nacionales”.

Actualmente, realiza una tesis de investigación en donde niños de tercer grado de primaria aprenden a bailar el Jarabe Mixteco en compaña de un pequeño robot de 58 centímetros de altura. El robot les habla y les muestra los pasos de cada son para que los niños los aprendan; también se les enseña un poco de la historia del baile. César Cortés López, uno de los pioneros del taller, considera que Oaxaca es un estado con costumbres y tradiciones, donde estás en contacto con la música y la danza.

“Apenas y empiezas a caminar y ya estas bailando el Jarabe del Valle en alguna boda o imitando a algún matachín bailando chilenas. En Huajuapan a diferencia de otras partes del estado, el Jarabe Mixteco es de exhibición y uno de sus pocos foros es un concurso organizado por el municipio para elegir a una pareja que representa año con año a Huajuapan. Resulta emocionante participar en dicho concurso, que además es el pase a la Guelaguetza”.

 

Dice que danzar es un proceso de aprendizaje, por ello agradecen a quienes han compartido sus conocimientos y paciencia con el afán de mejorar sus presentaciones.

“Hay muchas satisfacciones al bailar en un gran teatro ganando una medalla de oro, en un concurso internacional, participar en la Guelaguetza representando a Huajuapan o hasta bailando en la fiesta de mi pueblo”.

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