Rescatan la danza de los Penachillos

Después de varios años que se dejó de practicar la danza de los penachillos, hoy niños y niñas que cursan su educación primaria en la escuela Benito Juárez de esta población rescatan esta danza, un proyecto que nace del interés de los maestros y padres de familia, fueron varias horas de investigación y trabajo para poder concretar el proyecto, mismo que dio sus primeros frutos durante la clausura del ciclo escolar de dicha institución educativa.

De acuerdo a los informantes, la danza de los penachillos fue creada en el año de 1968 en honor a la Virgen de los Remedios, por el desaparecido profesor Juan de la Cruz Pérez originario del Barrio Grande, Santiago Jamiltepec, un médico tradicional y promotor cultural. La danza era interpretada por hombres en dos ocasiones del año en Febrero y en el mes de septiembre, misma que es bailada en casa del mayordomo y en el atrio de la iglesia.

En entrevista con el Presidente Municipal de Jamiltepec e hijo del creador de esta danza, Efraín de la Cruz Sánchez explicó que en su infancia bailó por varios años “los penachillos” durante las festividades de la comunidad y lamentó que se dejara de ejecutar; sin embargo, por interés personal contribuyo para la compra de la vestimenta y enseño los pasos a los niños.

“Me siento muy contento de poder seguir con la tradición que dejo mi padre, hoy vemos cristalizado este proyecto en los niños que son los portadores de esta cultura de los mixtecos de Jamiltepec. Son los que seguirán con esta costumbre. Aportamos para los trajes y la música, espero que ahora ya no se deje de practicar”, dijo.

Otra de las fechas conmemorativas para bailar la danza era las festividades de Santiago Apóstol en el mes de julio, atraía a propios y extraños por su excelente ejecución y llamativos colores. La coreografía, la música que la acompaña y el vestuario fue responsabilidad de Juan de la Cruz.

EL VESTUARIO

Actualmente la danza de los penachillos está conformada por niños y niñas, su vestuario es confeccionado con tela de satín de colores radiantes. Llevan puesto un short y camisola que terminan en picos y adornado con lentejuelas en cada uno de los bordes. Un paliacate en la cabeza, un penacho de plumas multicolores, elaborado de cartón y reforzado con carrizo.

En el centro de cada penacho llevan un espejo que significa el reflejo de la divinidad de la Virgen de los Remedio, en las manos llevan dos sonajas adornadas con plumas y elaboradas con jícaras que se producen en la zona, usan huaraches y calceta.

LOS PERSONAJES

Esta danza la dirige un capitán que en su mano izquierda porta el estandarte de la Virgen de los Remedios con su respectiva leyenda.Una niña que representa a la Virgen, una princesa indígena y 15 parejas de penachillos.

LA MÚSICA

Son 12 las piezas de esta danza, cada una significa un mes del año, misma que es ejecutada por una banda de viento. En esta ocasión la acompaña la orquesta Santa Cecilia del maestro músico Diego Velasco, que con sus notas y destreza la hace como una de las danzas más extraordinarias de Jamiltepec.

El profesor Juan de la Cruz Pérez ha dejado un legado, una identidadmás a la cultura de Santiago Jamiltepec, la destreza de su evolución, la gallardía y alegría de los niños dan como resultado lo que hoy conocemos como la danza de los penachillos.

LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS

La Virgen de los Remedios tiene dos celebraciones al año; el 1 de septiembre y el 15 de febrero con motivo de su aparición en las aguas Termales de Atotonilco, lugar en que se realizan una gran festividad.

Las versiones históricas sobre el origen de la pieza son muy escazas. De acuerdo a la historiadora regional, Daniela Steck Baños, narra que la Virgen de los Remedios se inició con la devoción probablemente durante el siglo XVIII. Supone que desde el año de 1800 ya se veneraba a la Virgen por los nativos mixtecos, ya que de acuerdo a los archivos históricos ya se adoraba a la virgen en toda la comarca.

De acuerdo a la iglesia católica, la virgen es una pieza de madera tallada, tiene un tamaño de 12 centímetros de altura, sin contar con la peana y la corona; además, que cuenta con un especial pintado denominado estofado de oro, principal característica que manifiesta la originalidad de la imagen que data del siglo XIX.

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