Guelaguetza: el ritual que cautivó al mundo

El origen de las fiestas de los Lunes del Cerro, se remonta no solamente desde la llegada de los Mexicas, esta formaba parte de la cosmogonía de la cultura zapoteca, ya existía una adoración hacia la diosa del Aguay al maíz, ya había esa idea de festinar con flores en un lugar sagrado que hoy se conoce como el Cerro del Fortín, y que ha tenido muchos nombres a lo largo de la historia.

Cuando en 1486 se establecen los Mexicas, llamados Aztecas, ocupan el mismo sitio que es el cerro de la Bella Vista, donde retomaron la costumbre zapoteca, el Mexica establece su teocali a la diosa Centéolt, misma que se celebraba a la ventena de los señores en el mes de verano, porque tenía que ver con el solsticio de verano.

El cronista de la ciudad de Oaxaca, Jorge Bueno Sánchez, explica que a través de los años, este ritual cautivó al mundo. “En esta festividad, de 1486 a 1521, se hace una elección de la candidata a presidir las fiestas durante una semana en ese teocali y se le viste como diosa”.

“Previo a esta celebración, la gente acudía al cerro porque era un lugar sagrado, muchos subían a renovar sus energías y se quedaban hasta por una semana, por eso a la octava es cuando es inmolada, es cuando esta diosa es sacrificada que durante una semana le rinden fiesta y flores. Se llama oblación el hecho de extraer el corazón y eso fue lo que vieron los españoles cuando llegan en 1521”.

Bueno Sánchez expone que los nuevos conquistadores se maravillan de la cantidad de personas que congrega la festividad y en 1532 es cuando inicia la construcción de un teocali. “La ermita de la Santa Veracruz, esa ermita crece a través del siglo XVI, se va haciendo más amplio, más grande, hasta convertirse en un pequeño templo, en el cual a finales de este siglo llegan los Carmelitas y se posesionan de él trayendo la imagen de la Virgen del Carmen”.

En el proceso de las festividades de los siglos XVI y XVII, sufrieron algunas modificaciones; entre 1543 a 1620 se estableció la celebración de la virgen del Carmen Alto y la veneración hacia la Virgen de la Soledad.

En 1620 se edificó el Santuario de la Virgen de la Soledad y a finales del siglo XVII el Convento de la Soledad. Con la llegada de los Juaninos en este siglo, las costumbres se fueron degenerando, de las reuniones pasaron a los cantos y bailes, los mono-gigantes que hacían referencia a las razas del mundo poco a poco se fueron estableciendo.

“En 1821, cuando se declara la Independencia en Oaxaca, cuando concluyen los tres siglos del Virreinato, las fiestas continúan pero mezcladas, porque ya se había establecido que debían ser el lunes siguiente del 16 de julio (cuando se venera a la Virgen del Carmen el Alto) y su octava, haciendo remembranza de la historia como era antes, por eso toda fiesta tiene una octava, una recalentada o una repetición”.

En 1925, durante la gestión del gobernador interino Genaro Vázquez, se establece una rotonda para llevar a cabo las festividades, más tarde este espacio abierto se le denomina la Rotonda de las Azucenas.

Posteriormente, en 1926 y hasta 1931 se realizaron en este lugar diferentes espectáculos, como las bodas de Cosijoeza haciendo alusión al Rey de Zaachila. En 1932, para celebrar 400 años de la elevación a rango de ciudad de la Verde Antequera, se organizó un gran homenaje racial.

El homenaje racial fue el inicio de lo que hoy se conoce como la máxima fiesta de los oaxaqueños: la Guelaguetza.

El cronista de la ciudad destaca que antes de 1932 y de esta gran fiesta, “las regiones no confluían en Oaxaca, cada región comercializaba con las ciudades más cercanas de otros estados, no había carreteras, no había una idea de estado, todo era muy disperso”.

En 1935, este homenaje racial cobró más fuerza y con el paso de los años, los bailes, danzas y jarabes se fueron perfeccionando. “Debido que la celebración se llevaba a cabo en el Cerro del Fortín, también se le bautizó como los Lunes del Cerro, y fue hasta en 1950 cuando se le denomina ya como Guelaguetza.

Conforme fue creciendo se sumaron instituciones educativas y grupos folclóricos, por ello en 1970 el gobernador Víctor Bravo Ahuja diseñó y ejecutó un proyecto integral, el cual consistió en construir el Auditorio Guelaguetza, así como la ampliación de la Carretera Federal 190, el Periférico y la Central Camionera.

En los años posteriores a su construcción original, el Auditorio Guelaguetza ha sufrido distintas remodelaciones, tanto en el escenario principal como en sus foros, butacas y gradas, así como en el estacionamiento y las vialidades de ingreso, dando como resultado el majestuoso y bello sitio que admiramos hoy y que engalana la fiesta más grande de los oaxaqueños para México y el mundo.

 

Jorge Alberto Bueno Sánchez fue nombrado cronista de la ciudad de Oaxaca de Juárez el 25 de agosto de 2016. Es egresado del Instituto Politécnico Nacional y ha sido conferido Doctor Honoris Causa por la Universidad Bíblica Internacional.

 

Andrés Carrera Pineda

Reportero del periódico El Imparcial de Oaxaca, especialista en la cobertura en temas de migración, política y conflictos sociales. Pasante de la Licenciatura de Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha sido colaborador de la agencia de noticias de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos (AME)

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