Velas de Concha, herencia milenaria en Teotitlán del Valle

La elaboración y el uso de las Velas de Concha, es una herencia milenaria que conservan los habitantes de esta comunidad ubicada en el valle de Tlacolula, rica en tradiciones ancestrales de los zapotecas.

Aunque es mundialmente conocido por la gran calidad de arte textil que realizan los artesanos, aún se preservan costumbres como la fabricación artesanal de velas que se utilizan en momentos simbólicos e importantes para la vida religiosa y social de los comuneros.

Velas de Concha
Pilar Bazán Gabriel dijo que heredó la tradición de elaborar las famosas Velas de Concha que se utilizan en ocasiones especiales como en las mayordomías, fiestas patronales, bodas y pedida de mano.

“Este oficio lo heredamos de nuestros abuelos, el proceso de elaboración de las velas inicia desde la recolección de la miel de las abejas; antes se producía todo en casa, ahora compramos la cera a los paisanos que se dedican a la apicultura”.

Antes de convertirse en cera, la miel pasa por diferentes procesos desde la limpieza y secado para tornarse en el color amarillo, para después ser comercializado a los diferentes puntos de la entidad oaxaqueña.

Teotitlán del Valle es uno de los principales municipios con mayor demanda de la cera, los artesanos la compran en barras por kilogramo y de acuerdo a la temporada de demanda son los precios que se establecen en el mercado.

Una vez que los fabricantes de velas la adquieren, antes de usarse en el taller artesanal, se pesa, para posteriormente colocarla en enormes cazuelas para derretirla, en este proceso se puede agregar diferentes colores de acuerdo a la ocasión en que se utiliza.

Normalmente las amarillas se utilizan para las fiestas patronales, en alguna mayordomía o para celebrar al santo patrono, mientras que las blancas son más frecuentes en los bautizos, bodas y pedida de mano.

El significado
“Aquí lo especial para llevar las velas es la contentada para ir a pedir una muchacha, cuando los papás del novio van a pedir la disculpa o cuando ya se lleve a formalizar una relación, entonces los familiares del novio, los compadres, padrinos o a quienes inviten se llevan las velas prendidas”, explica la señora Pilar, quien junto con sus familiares se dedican a este oficio desde hace más de 50 años.

“Su significado tiene que ver porque la vela es una luz, es donde empieza una nueva vida, anteriormente solo se utilizaba la vela amarilla, ahora para estas ocasiones lo tradicional son las velas blancas; antes incluso se utilizaban como una conchita, pero ahora como también nos estamos actualizando ya lleva muchos adornos como flores de alcatraces, azucenas, rosas, lo que el novio se le ocurra para contentar a sus suegros o la novia”.

Las flores con las que se adornan también tienen un proceso extraordinario que se aprende a través de los años, al igual que las velas están hechas de cera y se moldea de manera manual con herramientas de madera que fabrican los artesanos.

“En las bodas y en la pedida de mano, lo más importante son las velas, las cuales son acompañadas con otros regalos como frutas, palomitas, mango, piña, granada, lima limón entre otros productos que dan origen al árbol de vida porque es cuando empieza un nueva familia, con la luz que los va guiar”.

Un proceso laborioso
Los artesanos señalan que gracias a las costumbres y tradiciones que se mantienen en las comunidades de las diferentes regiones de Oaxaca, han conservado este oficio que ofrece un empleo alterno a las familias de Teotitlán del Valle.

“Desde que tenemos memoria nuestros abuelitos ya lo hacía, aunque era un poquito más pequeña la vela, ahora es de acuerdo al gusto de cada quien, nos piden velas que pesan medio kilo hasta las que llegan a pesar tres kilos”, señala Bazán Gabriel.

Aunque la artesana es la que dirige el taller artesanal, también recibe el apoyo de su esposo Alejandro Martínez Bazán y de sus hijas.

“Es un proceso muy laborioso, un pedido de 20 a 50 velas podemos llegar a tardar hasta 15 días en tenerlas”.

“Una vez que se derrite la cera, después tenemos que colocar el hilo en un aro donde se van bañando y formando las velas, las más pequeñas las terminamos en tres días aproximadamente pero las más grandes sí llevan su tiempo”.

Don Alejandro Martínez destaca que una vez que se inicia con el proceso de formación “a diario hay que bañarlas hasta que queden. No tenemos máquinas o aparatos nuevos, todo es de manera artesanal”.

“En la temporada de calor cuesta un poco más hacerlas porque no se seca luego, en tiempo de frío es mejor porque se endurece más rápido; en noviembre y diciembre es cuando hay más demanda porque es cuando hay más bodas”.

Debido a que las velas deben tener un cuidado especial, los artesanos la fabrican por sobre pedido.

“Si se quedan mucho tiempo pueden dañarse, normalmente la gente las utilizan por las mañanas o por las tardes-noches, aunque soportan el calor es más recomendable en ciertos horarios que no haya mucho sol para que duren”, detalló Pilar.

A través de los años, el costo de la cera ha aumentado en el mercado local, por lo que también el precio de las velas, dependiendo del tamaño y la cantidad que se adquiere es el costo que va desde los 100 pesos hasta los 900 pesos por vela.

Los artesanos señalaron que mientras perduren estas tradiciones milenarias en las comunidades indígenas de Oaxaca, este oficio seguirá ofreciendo una oportunidad para emplear a miles de ciudadanos como ocurre en el municipio de Teotitlán del Valle.

Andrés Carrera Pineda

Reportero del periódico El Imparcial de Oaxaca, especialista en la cobertura en temas de migración, política y conflictos sociales. Pasante de la Licenciatura de Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha sido colaborador de la agencia de noticias de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos (AME)

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