San Andrés Huayapam, se localiza a 10 kilómetros de la capital oaxaqueña en dirección a la Sierra Juárez (Norte), este municipio de los Valles Centrales de Oaxaca es conocido por ser la cuna de la bebida milenaria: el tejate.
Cada año, desde 1999, se celebra en esta comunidad la feria destinada a la bebida de los dioses, elaborado a base de cacao, hueso de mamey y con el toque peculiar que le da la rosita de cacao, una flor que se da en un árbol que solo crece en esta región.
Más de 180 expositores participaron en la celebración de los 20 años de esta feria que cada vez cobra más fama nacional e internacional. 130 fueron productores de tejate y 50 puestos gastronómicos, que ofrecíeron diferentes platillos entre tacos y barbacoa.
La feria abrió sus puertas al público en punto de las 11 de la mañana cuando las autoridades municipales y los expositores inauguraron la XX edición de esta importante festividad.
Con el paso del tiempo los productores de la población han experimentado con el sabor de la bebida en otros productos, destacándose en este año las gelatinas, los tamales, el nicuatole, y las galletas de tejate. Asimismo, de unos años a la fecha, el tejate de coco ha ido cobrando gusto entres los locales y los visitantes.
Las calles de Mártires y La Paz se abarrotaron de visitantes que buscaban degustar algún postre o la bebida ancestral, según un reporte de las autoridades se esperaba la visita de hasta 50 mil personas, motivo por el cual se planeó un espectáculo cultural para darle variedad a estas festividad.
En la explanada municipal de la localidad se presentaron “La banda tejatense”, “grupo Agua Grande”, “grupo Binni Zaa” de música andina, el comediante “Tamborín” y cerró nuevamente “Binni Zaa”, los visitantes locales y extranjeros quedaron sorprendidos con tan bella tradición en la que se ha convertido la Feria del Tejate.
El aumento de turistas cada año ocasionó largas filas desde la carretera federal número 175 con el entronque a la carretera a Huayapam; más de 45 minutos tuvieron que esperar los automovilistas para poder llegar y conocer esta tradición, por tal motivo la autoridades del pueblo trazaron algunas ruta dentro de la población para darle fluidez a la circulación peatonal, sin embargo las calles angostas de la población y el número de visitantes que cada año se eleva originan bastantes congestionamientos y retrasos.
La espera valió la pena para poder disfrutar el tener entre las manos las famosas y típicas jícaras rojas y poder saborear de un rico y delicioso tejate.