En la Mixteca Alta, bordan servilletas para sobrevivir en el campo

Bordar servilletas con flores, mariposas y otros animalitos del campo ha sido una forma de subsistencia económica para doña Imelda Hernández Cruz y su hija Karla López Hernández, cuando el campo ya no da resultados ante la falta de las lluvias e inversión o tecnificación, en la comunidad de Teñubacu, San Vicente Nuñuu, Teposcolula.

 

Da a conocer en entrevista que en la actualidad cuenta con más de 50 servilletas bordadas con diversas figuras, las va realizando todos los días, ya que ha sido una forma de lograr un poco de dinero para comprar comida, pues el campo no está dejando nada de cosecha, no ha llovido y eso ha dado muy malos resultados.

UNA FORMA DE AYUDAR

Ve a su marido y a sus hijos todos los días trabajar, pero no alcanza, por lo que una de las opciones fue empezar a bordar o tejer servilletas con diversos colores y figuras del campo, no vende al momento todas, pero las va a haciendo para que la gente las vaya escogiendo y quizá así venda algunas.

Es difícil hacer estas obras de arte, doña Imelda menciona que se tarda hasta tres días para hacer una servilleta pequeña, más de tres mese para hacer una grande de un metro de ancho por 1.20, también tienen manteles de más de 6 metros de largo por dos de ancho, donde construye bordados y tejidos en las orillas, para estas obras llega a tardar más del año.

 

Rodeada de montes y cerros, reconoce que las figuras que mayormente plasma en sus obras son las flores y las mariposas; en muchas ocasiones ha tenido que atrapar a estos animalitos para ver de cerca sus figuras y así poder plasmarlas en sus tejidos y bordados.

SU APRENDIZAJE

Han aprendido a bordar y tejer sus servilletas con sólo mirar algunas que ya tenía en su casa, ya que hasta su comunidad no se cuenta del internet o los diversos cursos de enseñanzas que se dan en esta materia.

Después de trabajar el campo, en sus ratos libres o por las noches trabaja sus servilletas, es algo relajado en cierto tiempo y es cansado también como todo tipo de trabajo, pero este regularmente deja cansada la vista, los dedos y la espalda, esta parte del cuerpo es más complicada, pero se tiene que superar.

 

Cuando se hace esta labor de los trabajos de servilleta deja una opción para la subsistencia, ayuda un poco, por lo menos se compra un poco de carne de vez en cuando, en fin es una labor extraordinaria.

SU ESPOSO LA APOYA

Da a conocer que al realizar estas obras ha enseñado también a su esposo y él, con toda la paciencia del mundo, hace muy buenos cuadros con la aguja y el hilo, así los tres han logrado hacer trabajos de manera extraordinaria, lo que hace que en la actualidad tengan más de 50 servilletas bordadas, esperando que sean vendidas.

Karla López Hernández da a conocer que su máxima alegría es ver terminada una servilleta, primero le enseñó su mamá; al principio fue muy tedioso, pero conforme tejía y bordaba con diversos colores de hilos, le fue gustando hasta lograr que hoy día las termine con mucho éxito.

 

Mientras muestra cada una de las servilletas bordadas y tejidas con diversas figuras y extensos colores, con alegría dice esta es mía, de cada una de ellas da a conocer los momentos en que fueron diseñadas.

LABOR ALTERNA

Agrega que en su comunidad, rancho Teñubacu, San Vicente Nuñuu, Teposcolula, es esta una labor alterna o más bien para sumar un poco a la falta de la producción del campo, pues se tiene que buscar muchas formas para comer.

En la actualidad cuenta con 20 servilletas ya bordadas y cada día hace una más, dijo que será bueno que las capacitaciones también llegaran a las comunidades nativas y alejadas de la región Mixteca, con el fin de que se aprendieran nuevas formas de hacer las servilletas, pero sobre todo lograr nuevas técnicas y elementos que hagan más fácil los trabajos.

 

Por su parte, don Carlos López Acuca, da a conocer que ha ayudado a su esposa a realizar estos trabajos como una forma de diversión, para su realización se necesita dedicación y a él le gustan los trabajos fuertes, que es el campo, pero también es un aprendizaje que no deja de lado.

 

Cuando va a las comunidades en los días de plaza, su esposa aprovecha para vender alguna de estas obras, mientras él vende algunos productos del campo, como son los chivos y los borregos, a veces calabaza y chilacayote, pero las mujeres aprovechan para exponer sus obras y si venden dos que tres o a veces nada, pero el intento se hace, en varias ocasiones intercambian sus productos.

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