Ocotlán de Morelos, Oax.- Para los integrantes del Taller de Cuchillería Artística Ángel Aguilar, “ser artesano es un privilegio” que les ha dado la oportunidad de cruzar fronteras para promover la herencia de sus antepasados.
La historia de este oficio se remonta al siglo XVI, desde la época de la Colonia, cuando los frailes dominicos llegaron a evangelizar las comunidades de Oaxaca y enseñaron algunos oficios, entre ellos la herrería, del que derivó lo que hoy se conoce como cuchillería artística.
En la familia Aguilar, la primera generación que se dedicó a este oficio duró 110 años y ahora la segunda y la tercera son las encargadas de mostrar al mundo el legado de sus ancestros.
El maestro artesano Apolinar Domingo Aguilar Velasco es parte de la segunda generación con 49 años de trayectoria, quien junto a su sobrina Margarita Rosaura Aguilar Luna, está a cargo del taller Ángel Aguilar.
“En este oficio empecé a los 10 años de edad a través de un tío abuelo, esto lo inicié por una cierta necesidad, mis padres me comentaron que necesitaba tener un oficio ya que mi papá era maestro carpintero y mi tío, Ricardo Guzmán, era herrero, comencé a trabajar con él y así fue como aprendí lo que me ha dado muchas satisfacciones”, señaló don Apolinar.
La maestra artesana Margarita Rosaura Aguilar Luna explicó que los talleres “normalmente están compuestos por familiares, Ángel Aguilar era uno de los tres que conformaba el taller, antes denominado como Cuchillería Aguilar Hermano”.
“A Ángel siempre le gustó sobresalir en este trabajo, pero desafortunadamente en sus tiempos no le daban la importancia que necesita, así como sucede actualmente. Entonces, a falta mucha difusión en los años 90 él decidió meterse al tema político para que le abrieran puertas y así darse a conocer en este arte. Llegó a ser síndico municipal de Ocotlán, donde se dio cuenta de un desfalco que estaba haciendo el presidente en turno, Orlando Hernández Montes, de unos gastos que no existían y lo mandó a asesinar el 19 de febrero del 97, por eso en memoria de él le cambiamos el nombre a nuestro taller”.
La fuerza del fuego y el martillo
Para elaborar sus obras de arte, los maestros artesanos utilizan diferentes materiales que reciclan como muelles, pistones, resortes y barras de amortiguadores de vehículos, los cuales con la fuerza del fuego y martillo se van convirtiendo en cuchillos, espadas, machetes y otras creaciones.
“Para hacer las empuñadoras reciclamos el bronce que proviene de las llaves de agua, puertas, pichanchas y todo lo que ya no funcione, lo derretimos y formamos las figuras, además para este proceso usamos moldes de aluminio”, comentó Margarita Rosaura.
Otro material importante para la elaboración de las empuñadoras es la madera tropical que se le conoce como granadillo, “la conseguimos en la Costa, es resistente al sol y al fuego, en el norte del país lo llaman palo-fierro, si no les gusta la madera también se pueden utilizar los cuernos de toro, venado, alce o reno, que vienen de Canadá y Alaska, son cuernos originales con una duración de más de 25 años, también trabajamos pieles de iguana, serpiente, pavo, cocodrilo, todo lo que se les ocurra a nuestros clientes, incluso huesos humanos que quieran conservar como recuerdo”.
Con este trabajo de reciclaje, la artesana comenta que no solamente promueven la artesanía oaxaqueña, “ya que además ayudamos al cuidado del medio ambiente, todo mundo se queja de que estamos contaminando el planeta, pero no nada más es quejarse sino actuar, en este taller orgullosamente oaxaqueño nos damos en la tarea de entrarle al reciclaje de calidad”.
Las piezas que se elaboran en el Taller de Cuchillería Artística Ángel Aguilar son únicas y pueden ser adornadas con ámbar, coral, marfil, oro, plata, pedrería, huesos y todo aquel material que deseen los visitantes.
“Todas las piezas que realizamos tienen un valor especial, cuando alguien compra una de nuestras piezas se lleva parte de nuestras vidas, sueños, nuestro tiempo y nuestra esperanza porque siempre estamos esperanzados en vender nuestras piezas, desgraciadamente nos falta mucho apoyo, promoción y difusión”, expresa Margarita.
Migrar a EU
Al igual que todo el sector artesanal de Oaxaca, los que conservan este oficio enfrentan diversos obstáculos como la falta de apoyo por parte de las autoridades gubernamentales.
“Desgraciadamente el gobierno ha catalogado nuestro producto como armas blancas, eso nos frena para que los turistas puedan llevarse más de cinco piezas en su equipaje, nuestro mejor mercado es el americano pero la gente no se lleva más de nuestras piezas porque no las puede transportar en el avión porque les ponen trabas”, explica.
Desde su taller ubicado en el Callejón Victoria, a un costado del mercado municipal de Ocotlán, donde realizan exposiciones y venta de sus piezas, la artesana destacó que para llegar al mercado internacional y “buscando nuestros sueños de cruzar fronteras tuvimos la necesidad de migrar, queríamos que nuestro producto lo conocieran en todo el mundo, por eso nos vimos en la necesidad de migrar”.
Para ello, la familia abrió un taller artesanal en Wimberley, Texas, donde ha triunfado por sus propios medios, obteniendo reconocimientos y la oportunidad de haber aportado una de sus piezas en la película de Conan el Bárbaro.
“Nos hicieron invitaciones para asistir a la feria del Gran Renacimiento, donde tuvimos que competir para poder tener la fortuna de haber trabajado para la película Conan el Bárbaro, en ese momento estaba esa ilusión, competimos y ganamos, hicimos las espadas que se utilizaron en las escenas más importantes, fue un logro muy especial que nos abrió el mercado a nivel internacional donde hemos competido con 20 países y ocupamos el quinto lugar”, detalló la artesana.
Dijo que afortunadamente desde Estados Unidos pueden exportar a otros países, “por eso tenemos que viajar mucho, pero no nos olvidamos de nuestra tierra y raíces, los premios y reconocimientos que nos otorgan pues es para Oaxaca y México”.
Con mucho orgullo, comentó que la espada que se utilizó para la película se encuentra en un museo en Hollywood, misma que cuenta con un peso de 4 kilos 200 gramos y está adornada con rubís de 14 kilates.
Con mucho entusiasmo y cariño, los artesanos que conforman este taller familiar muestran a los visitantes los procesos de elaboración de sus piezas, destacando cada una de sus herramientas artesanales, desde el horno de piedra, un ventilador manual hasta su barra de acero donde se despierta el sentido del yodo con el golpe del martillo.
“Ser artesano es un privilegio porque nos podemos convertir en un soñador, diseñador, poeta, escritor, director de orquesta, todo esto a través del fuego y martillo”, apuntó Margarita Rosaura Aguilar Luna, integrante de la tercera generación del taller.