Con una muestra de gastronomía y folclore, San Antonio de la Cal ofrece su octava edición de la Feria de la Tlayuda 2019, en donde se reúnen visitantes y pobladores para disfrutar de dos semanas de diversas actividades.
Martha Camacho participa desde hace 8 años en la tradicional venta de las tlayudas, preparadas con asiento, queso, quesillo y carne, la cual puede ser de tasajo, cecina o costilla.
La mujer originaria de la comunidad ubicada a escasos 30 minutos de la capital del estado, ve en la venta de uno de los antojos preferidos de propios y extraños, una oportunidad de aportar al ingreso de su familia.
“Año con año he vendido memelitas o tlayudas preparadas y eso me da un ingreso para apoyar a mi esposo a sacar a las niñas adelante y tener dinero para irla pasando”, relata mientras atiende a los comensales.
Sin embargo, admite que el mal tiempo (lluvias fuertes) les ha complicado en el presente año sus ventas, debido a que la gente no ha llegado como se esperaba y eso les afecta en sus ingresos.
“A mí en lo personal no me ha ido tan bien, llega poca gente y ya no consume, pero en los días de baile esperamos recuperarnos y vender un poco más al tener precios que van de los 50 pesos la tlayuda sencilla hasta los 65 con carne”, dice.
Para cuando concluya la Feria de la Tlayuda, Martha regresa a su labor cotidiana en el hogar y en la hechura de tortillas blandas y tlayudas, las cuales sale a ofrecer a los mercados de la zona.
“En ocasiones termino las 300 tortillas que hago y en otras las repartimos en la familia para que no se desperdicie el maíz porque no se vende todo el producto y eso nos representa una pérdida en dinero”, admite.
Acompañada de sus hijas (3), la mujer ataviada de mandil de cuadros pequeños y tez morena no duda en que la actividad impulsada por las autoridades municipales es una forma de apoyarlas a que se reactive la economía.
Para ello le pone todas las ganas -todos los días- para tener buenos productos, con sazón y calidad, al ser eso lo que busca la gente, “aquí tratamos bien al cliente porque son quienes nos compran y es una parte de nuestro trabajo”.
Poco a poco la plaza pública anexa al palacio municipal se va llenando de personas, quienes acuden en la tarde lluviosa a presenciar los bailables de las diversas regiones del estado ejecutados por adultos mayores y jóvenes de la Casa de la Cultura.
De bailable en bailable, los danzantes se ganan el aplauso y el reconocimiento del público presente, el cual los recibe con calurosos aplausos y porras por la impecable interpretación de las danzas.
“El Palomo” de Miahuatlán de Porfirio Díaz, sones de la Sierra Norte y chilenas de la costa chica de Oaxaca arrancan sendos aplausos y vítores para los participantes en la Guelaguetza que se ofrece a propios y visitantes.
Erasto Juan García Ruiz, regidor de Hacienda de San Antonio de la Cal y Francisco Santiago García, tesorero municipal, son testigos del éxito de la octava edición de la Feria de la Tlayuda y del ánimo que despierta en los pobladores.
“Sin duda es una forma de apoyar a las vendedoras de tlayudas de la comunidad para que se logre una reactivación económica, porque no pagan nada y los ingresos son para ellas y los ciudadanos disfrutan de música, bailables, juegos mecánicos y espectáculos”, explica Santiago García.
Destaca que del 22 al 29 del presente mes tiene lugar la feria en donde se instalan más de 20 puestos de venta de tlayudas preparadas por mujeres originarias de la comunidad y quienes cuentan con una gran sazón.
Para la familia Pérez, originaria de la Ciudad de México, el sabor de una tlayuda preparada en Oaxaca no tiene comparación, pues se combina con el ambiente de fiesta que se vive en el marco de las fiestas de la Guelaguetza 2019.
“Estamos encantados de volver a probar las tlayudas con cecina y costilla, pero también porque nos ofrecen varias salsas y un buen mezcal para que no nos haga daño la grasita”, dice la madre de familia mientras saborea la tortilla de maíz preparada.
Como ella bien dice, vale la pena darse una vuelta por San Antonio de la Cal y disfrutar de una buena tarde con la familia y si se puede quedarse a bailar con grupos locales y de renombre, quienes le ponen sabor a la fiesta.