Llegó la temporada de los Fieles Difuntos, que va acompañada de altares con incienso encendido, la comida favorita de quienes ya partieron ‘a la vida eterna’, un fuerte aroma a flor de muerto, la belleza de la flor de terciopelo, el color y olor del cempasúchil, las cuales son sembradas por hombres y mujeres de la Mixteca.
En estas fechas vienen los seres queridos para convivir con los vivos, de acuerdo con las creencias religiosas, y es una oportunidad para productores y comerciantes, quienes buscan reforzar la economía conservando las tradiciones.
El trabajo del campo implica a hombres y mujeres por igual, como Lucerito Hernández, que es originaria del Ejido Lázaro Cárdenas, perteneciente a Santiago Huajolotitlán.
Por sus abuelos y padres, se ha adentrado en las labores del campo desde que tenía 11 años de edad. Ahora, junto con seis integrantes de su familia, entre los que se encuentran tías y primos, siembran en terrenos de la cabecera municipal.
Todo el año producen brócoli y coliflor, son de las pocas familias que se dedican a esta siembra puesto que la mayoría de estos dos productos provienen de campos del estado de Puebla, pero en esta temporada se dedican a cosechar flor de cempasúchil y la flor roja o de terciopelo, también llamada cresta de gallo.
Desde junio comienza el proceso. A mediados de ese mes se siembra en almácigos, se deja durante un mes y entre el 20 y 23 de julio se plantan los surcos.
En la tercera semana de octubre comienza la cosecha de la flor, para cuyo éxito se requiere una temporada estable, ya que si llueve mucho, la flor amarilla se quema y la roja se mancha, como ocurrió este año.
LAS PÉRDIDAS
“Esta temporada nos afectó mucho porque hubo exceso de lluvias y las flores amarillas se mancharon, tuvimos una pérdida de un 50 por ciento de nuestra siembra”, apuntó.
La familia de Lucerito sembró alrededor de una hectárea y media de flor amarilla y dos hectáreas de la roja.
Esto implica que, por las afectaciones, el precio de una maleta de flor amarilla que antes era de 80 o 100 pesos, ahora está en 260 o 280 pesos, el precio de la roja se ha mantenido en alrededor de 150.
Estas pérdidas también las sufrió Adelino Vargas Lima, habitante de la comunidad Palo de Flor, perteneciente a Santiago Huajolotitlán, quien desde hace unos 20 años produce flor de cempasúchil y de terciopelo.
“Por las lluvias se nos echó a perder parte de la producción, pero con lo que quedó nos estamos recuperando. Se echó a perder la mitad de nuestra cosecha de flor amarilla, en total sembramos una hectárea de amarilla y una de roja”, apuntó.
Pero es la flor amarilla la que se vende más, ya que es la que acompaña la tradición de colocar los altares u ofrendas del Día de Muertos. Con ella se hacen los caminos por los que han de pasar los seres queridos, se adornan los arcos que enmarcan la ofrenda, y la roja es principalmente para adornar en floreros.
Reconocen productores, que es sobre todo la gente de las comunidades aledañas la que “les hace el gasto fuerte”.
“Hay mucha gente que viene de fuera, la de los pueblitos de alrededor es la que viene a comprarnos cada año en la plaza de muertos que se instala, entonces procuramos darles un buen servicio y que se vayan contentos con nuestra flor”, compartió Lucerito.
CONSUMIR LO LOCAL
Dicha plaza se instaló desde el lunes a un costado del Mercado Ignacio Zaragoza, en la calle privada de Tapia, del centro de Huajuapan, donde la gente de la periferia aprovecha unos seis días para vender lo que, con mucho esfuerzo, cosechó en sus campos.
Los productores invitaron a la gente a consumir lo local, la flor que viene de fuera es posible que sea más económica, pero resaltaron que el dinero que se paga a aquellos, se va a fortalecer la economía de otros lugares que, muchas veces, ni siquiera son del estado de Oaxaca.
“Hay gente que nos dice que deberíamos dar más barato, pero creo que es al contrario, deberían ver que nosotros estamos cultivando en esta región, estamos generando empleos, moviendo la economía de la Mixteca”, expresó Lucerito.
En el caso de don Adelino, contrata un mínimo de cinco trabajadores diarios, pero en las fechas de cosecha, suelen ser hasta 15 empleos los que genera.
En una región donde no hay industrias, es de gran ayuda lo que hace él, la familia de Lucerito, así como la gente del Huamúchil, de la agencia La Junta, entre otras comunidades donde también producen flor en esta temporada.
Ellos también enfrentan el coyotaje, “que no siempre es malo”, señaló él, pues es gente que les compra su flor para revenderla, pero todo depende del precio que ofrezcan, “a veces pagan muy poco, pero otras ofrecen una buena cantidad, está en nosotros acceder o no a venderles”, reconoció.
FORTALECIENDO TRADICIONES
Con o sin el trabajo de los productores de la región, las costumbres continúan, pero es gracias al trabajo que hacen los campesinos, que los conocimientos, las costumbres, el tipo de trabajo para mantener vivo el campo, se va heredando de generación en generación, y es también gracias a ellos, que en cientos de altares de la Mixteca, hay flores producidas en estas mismas tierras, que son áridas en su mayoría.
Por ello, se dijeron agradecidos: “Gracias a todas las personas que nos apoyan y que vienen a hacer grandes estas fiestas para nuestros difuntos, conservando las tradiciones, ojalá que continúen y se refuercen por siempre”.
“Son costumbres que nos dejaron nuestros antepasados y a pesar de los altibajos, nosotros vamos a seguir echándole ganas para traerles un buen producto al consumidor”, expresó Vargas Lima.
Después de esta temporada, él también regresará a trabajar la tierra para seguir cultivando hortalizas como son rábanos, cilantro, ejotes, jitomates, chiles, que todo el año comercializan en Huajuapan de León, porque es gente que cree en su gente y en las bondades de la tierra.