Rosca de Reyes, un pan lleno de simbolismos

La tradición de comer la Rosca de Reyes el 6 de enero proviene de una antigua celebración pagana, que poco a poco se incorporó a las celebraciones cristianas. En América, este tipo de festejos llegaron con los españoles en la época de la Conquista.

Rescatar lo tradicional

Roberto García es panadero por convicción y abogado de profesión, sus 30 años en el oficio le han brindado la posibilidad de hacer pan de yema, marquesote, amarillo, entre otros, “si no hago pan, no me siento contento, trato de rescatar lo tradicional”, menciona.

Con 20 días de anticipación, el panadero se prepara para la realización de la rosca, ya que en estas fechas vende entre 300 y 400 panes sobre pedido. Los precios van desde los 80 hasta los 190 pesos.

“Nosotros manejamos el producto tradicional, con el proceso de amasado y reposado y con las frutas típicas”

El proceso de elaboración consiste en pesar la harina, huevo, mantequilla, seguido del amasado y reposado durante una hora; posteriormente, se preparan los bastones, se estira y enrolla la masa para agregarle los muñecos. Formada la masa, se barniza con huevo junto con la pasta y la fruta para dejar reposar durante dos horas y hornear.

Una historia de símbolos

La celebración de los Reyes Magos proviene de la fiesta de la Epifanía, un culto idólatra de Oriente que mencionaba la aparición del Hijo de Dios y quien sería adorado por tres sabios.

Según la religión cristina, la historia de la Rosca de Reyes proviene del nacimiento del Niño Dios, cuando los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar llegaron a rendirle su respeto y devoción junto con regalos de incienso, oro y mirra.

Existen otras versiones sobre su origen y que posteriormente se unen a la historia actual. En el antiguo Imperio Romano se adoraba a Saturno, Dios del Tiempo, las celebraciones consistían en repartir una especie de pan redondo, considerado el antecedente de la rosca; para la Edad Media, este festejo fue adjudicado al nacimiento de Jesucristo.

En esa misma época, cerca del siglo XVIII se repartía pan con miel, higo y dátiles a los pobres, en su interior se guardaba un haba y quien la encontrara era nombrado “Rey de la Haba”, por lo que gozaba de algunos privilegios. La costumbre fue arraigada en Francia y España, fue modificada por el Rey Felipe V, agregándole frutas glaseadas que aluden a las joyas reales.

En la Nueva España, la costumbre de comer el 6 de enero la Rosca de Reyes se afianzó a modo de fe para la religión católica.

La forma ovoide del pan representa la fe y amor de Dios que no tiene fin; las frutas tienen tres significados, el primero es sobre las distracciones del mundo para acercarse a Dios, el segundo las joyas de los reyes y el tercero la gracia de Jesucristo. Los cuatro costrones de azúcar o pasta significan los cuatro puntos cardinales que los Reyes Magos siguieron para llegar hasta el niño Jesús.

Por otra parte, el haba de la Edad media fue cambiada por muñecos de porcelana y ahora de plástico; la versión del por qué se esconde entre el pan es porque representa la huida y salvación que María y José realizaron para esconder al Rey de Reyes de Herodes.

El corte del pan por medio del cuchillo muestra el peligro que tuvo que pasar Jesús durante su huida.

La tradición marca que el afortunado que se encuentre el muñeco será nombrado el padrino, quien deberá vestir y cuidar al Niño Dios y presentarlo el día 2 de febrero durante las celebraciones de la Virgen de la Candelaria, en México.

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