Joyería de filigrana, técnica ancestral en Oaxaca

Tejer y manipular hilos de plata es el principal talento que el maestro joyero Manuel García tiene desde hace más de 60 años, hoy es uno de los máximos representantes de este trabajo en Oaxaca.

La filigrana es una técnica en la joyería que consiste en crear con plata u oro finísimos hilos, los cuales se trabajan minuciosamente para tejer figuras a modo de encaje.

Una vida en el taller

Desde los 10 años de edad, don Manuel García se inicia en el trabajo de la joyería, ya que deseaba aprender un oficio, es por ello que alternaba sus actividades en el huerto de su familia con el aprendizaje de su nueva actividad.

Su padre lo llevó al taller de un maestro orfebre, donde conoció el trabajo con el oro y la plata y la forma de realizar cada una de las piezas para la joyería, “aprendí a trabajar el oro, antes era barato, cuando comencé estaba a 16 pesos el gramo, la plata a 16 centavos”

Ahora, con más de 60 años como artesano joyero, don Manuel ha creado un sinnúmero de piezas, como los clásicos aretes, collares y pulseras, a los cuales les ha agregado su toque; también, ha jugado con los materiales y su creatividad para generar espectaculares piezas únicas que han concursado en diversos eventos.

Su colección consta de un bailarín de la Danza de la Pluma, realizado minuciosamente con cada una de sus piezas y detalles; en su estante también se rescata la presencia de una figura de las chinas oaxaqueñas y su tradición bucólica la demuestra con una pieza de un campesino, la yunta y el arado. Todas, singulares tareas de arte popular, son la obra de la imaginación y creatividad de don Manuel para tejer los hilos de plata y mostrar que esta técnica se expande a otras formas.

En el taller de la Familia García se puede encontrar una gran variedad de aretes con sus diversas modalidades, como de muñecas, de moño, hamaca, jardín con perlas, coquetas, jardín con farolito, arracadas, hojas, entre otros; el maestro, además, aplica otras formas con motivos festivos como las calaveras para el Día de Muertos.

“Gracias a Dios, esto nos ha sacado adelante”, menciona don Manuel, ya que a lo largo de estos años, el oficio le ha permitido crear sustento a su familia, conjuntamente heredar el oficio a uno de sus hijos que se dedica de lleno a la actividad orfebre, “hace poco una de mis nietas me dijo que quiere aprender, ella apenas va a la primaria y le voy a enseñar, ya que le vi las ganas”.

Un oficio que se extingue

La actividad de la filigrana en Oaxaca es reducida y aunque aún se puedan apreciar piezas en tiendas o en los mercados, los maestros ya son pocos, como el caso de don Manuel.

El maestro comenta que está abierto a enseñar el oficio, “necesitamos gente que de veras quiera aprender y con la intención que de eso va a vivir”.

Para aprender se necesitan ganas, “es bonito cuando enseñas a los muchachos y comienzan a hacer sus aretitos, te das cuenta cuando tienen talento”, señala el orfebre.

El maestro cree que la baja producción o el poco número de maestros dedicados a este arte es algo normal, ya que debe entrar en decadencia para que resurja con más fuerza, pone en este punto, especial interés en los nuevos talentos, “es como todo, hay un bajón pero vuelve a surgir, siempre hay esperanzas de que alguien quiera aprender”.

“Este oficio te deja muchas satisfacciones, vas a concursos, te entrevistan, conoces gente, yo estoy contento con lo que he hecho”.

Actualmente, el maestro Manuel García se dedica a producir en su taller familiar junto a su hijo, vende sus piezas en casa y de manera permanente exhibe y vende en el Centro Cultural San Pablo.

Una vida resaltando tradiciones

Manuel García es un incansable salvador de las tradiciones, ya que no sólo dedica su tiempo y creatividad a la filigrana.

“Me gustan las tradiciones de Oaxaca, es importante que rescatemos y valoremos lo que tenemos”, afirma; porque considera que las costumbres como las posadas se han perdido, en el sentido tradicional.

Una de sus actividades más reconocidas, fue que durante 18 años seguidos fue el ganador de figuras monumentales en la Noche de Rábanos del 23 de diciembre, “me retiré hace tiempo para dar paso a otras personas, ahora cuando me dan ganas de hacer figuras voy y hago pequeñas”.

Otro de sus talentos es la elaboración de nacimientos, aptitud que le ha dado a ganar premios, como el recibido por su pieza hecha en filigrana. En su casa, cada año instala un enorme nacimiento con más de 100 piezas, luces, agua y pequeñas casas hechas de piedra.

Los monos de calenda de don Manuel son reconocidos por el esfuerzo que el artesano aplica en su vestimenta y por el entusiasmo aplicado a la hora de bailar durante la calenda, ya que el artesano trata de integrar a jóvenes del lugar donde vive para hacer uso de sus monos.

Artesano, padre y sobre todo luchador de tradiciones, don Manuel se eleva como un creador oaxaqueño que busca darle un sentido de amor y pasión a las cosas que hace para contagiar de su alegría no sólo a su familia sino a toda la sociedad.

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