Chinas Oaxaqueñas, 60 años de historia

Como imagen de la mujer de la ciudad de Oaxaca de Juárez, de cómo ésta se desenvuelve en la sociedad —independientemente de si es comerciante, profesionista o desempeña otro rol— así se concibe a una china oaxaqueña. Esto, lo explica Zaira Genoveva Altamirano Márquez, jefa de la delegación de Chinas Oaxaqueñas Genoveva Medina.

La actual dirigente del grupo surgido en 1957 y que ahora cumple 60 años, cuenta que además de ser la imagen de la mujer de la capital, las chinas oaxaqueñas son un grupo que busca mantener las tradiciones. Asimismo, continuar con el trabajo, conservar el traje, la esencia y el baile.

“Por el ritmo de vida de ahora, el trabajo que se hace aquí y en esta casa, durante todo el año tratamos de conservar las tradiciones”, refiere Zaira sobre la labor del grupo que ensaya sobre la calle J. P. García, en el lugar conocido anteriormente como el Barrio de las Chinas y que se caracterizó por congregar a artesanos y comerciantes de la ciudad.

“Lo que queremos es que no se pierdan todas estas tradiciones”, dice quien desde los tres años de edad ha vivido de cerca la experiencia de ser o estar con las chinas oaxaqueñas.

Este sábado, las Chinas Oaxaqueñas de Genoveva Medina celebran con una misa en el templo de Santo Domingo y un recorrido que culmina en la Catedral Metropolitana.

De un grupo familiar a uno más incluyente

El grupo de las Chinas Oaxaqueñas de Genoveva Medina surge a raíz de la invitación hecha a la señora Genoveva Medina, en el marco del centenario de la Constitución de 1857. Ella lleva a cuatro señoritas para el programa, aunque después se le invita a participar en los Lunes del Cerro. En esa participación, las jóvenes van ataviadas con el traje de china, pero sólo modelan el traje y hacen el recorrido acompañadas de música.

Sin embargo, el siguiente Lunes del Cerro, doña Genoveva crea una coreografía, como una forma de representar lo que se da en Oaxaca: las calendas y lo que se vive a través del baile, las mayordomías y las fiestas en la capital del estado.

En sus inicios, el grupo sólo incluía a chicas o hijas de comerciantes, comadres o conocidos de doña Genoveva y que cumplían determinados requisitos, como ser solteras. Sin embargo, desde hace varios años el grupo se ha vuelto más incluyente y en él están incluso profesionistas, pues de lo que se trata es representar a la mujer de la capital.

En 60 años, se pueden distinguir tres etapas, en las que ha tenido a tres dirigentes de la misma familia: doña Genoveva Medina, la señora Sylvia Alejandrina Márquez Medina y ahora Zaira Genoveva Altamirano Márquez.

¿Qué es ser china?

Para Sarahí Esmeralda Figueroa Cruz, quien lleva siete años como china oaxaqueña, el bailar el jarabe del Valle (característico de la delegación) le hace sentir gran alegría. Asimismo, el representar a la mujer de Oaxaca de Juárez, las tradiciones y costumbres de la ciudad es un gran orgullo.

“Que se vea el reflejo de una mujer trabajadora, feliz, alegre, que va a las calendas de forma voluntaria, pero también rindiendo culto porque al momento que cargas una canasta es una manda que le estás ofreciendo al santo patrón”.

Aunado a ello, destaca el trabajo en equipo, el apoyo entre sus miembros y el respaldo y cobijo de parte de doña Sylvia Alejandrina, fallecida en mayo de este año.

Mantener el legado

En la actualidad, el grupo está conformado por 100 personas, de las cuales 60 son mujeres y 40 hombres (entre faroleros, moneros y marmoteros), quienes son los que más participan en las actividades a las que son invitadas o que organizan la delegación.

Los hombres representan a la figura masculina de la ciudad de Oaxaca, pero que se basa en los faroleros de antaño que alumbraban el recorrido de las chinas.

Además de la delegación de chinas adultas, hay un grupo infantil, creado hace 11 años por Zaira Genoveva, y que reúne a 60 menores de edad. Esto, debido a que las y los niños dejaron de subir a los Lunes del Cerro. Y es que “antes participaban como faroleros los niños, pero después se cambia y piden que participen sólo adultos”.

En seis décadas, el grupo también ha incluido a más personas para la enseñanza del baile y tradiciones. Una de ellas es la maestra Isabel del Carmen Pérez Medina, quien ha apoyado por más de 30 años.

El traje, parte de la identidad

Doña Genoveva Medina es quien adapta el traje con que se conoce a las chinas, pues si bien era parte de la vestimenta, no era algo que gustara lucirse. Esto, debido a que lo usaba cierta clase social y era propio de las canasteras (aquellas mujeres que participaban en las iglesias).

“Ella (doña Genoveva) busca una tela más brillante, más bonita, para realzar el traje. Ahora, ha cambiado porque el mismo comité (de Autenticidad) te pide que haya más uniformidad”. Sin embargo, los encajes de la falda pueden variar, según los gustos y posibilidades de las mujeres, señala Zaira.

El traje de una china oaxaqueña está compuesto por una blusa con diversos bordados, como el “hazme si puedes” y la randa. Asimismo, una falda de raso (con listón plisado y encaje ancho), refajo de manta, un rebozo de seda, una mascada y alhajas de oro y perla (por lo general antigua o filigrana), un portarretrato o medalla que simboliza su fe, zapatos y una canasta adornada con flores naturales.

Lisbeth Mejía Reyes

Reportera en El Imparcial de Oaxaca, escribe sobre temas políticos y sociales de la ciudad de Oaxaca y el estado, además de los relacionados con las expresiones artísticas y culturales. Ha sido editora en la sección La Capital y los municipios. Estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Mar.

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