Vibraron el alma y el corazón de Oaxaca

“Se me enchina la piel de ver tanta cultura de mi Oaxaca querida”, son las palabras de los habitantes que provienen de las colonias marginadas de la ciudad de Oaxaca y que año con año disfrutan desde lo alto del Auditorio Guelaguetza, la máxima fiesta de los oaxaqueños.

En un emocionante inicio de la Octava de los Lunes del Cerro, a lo lejos de los reflectores donde se disfruta por igual la fiesta de la Guelaguetza, se escucha el sonido de la chirimía que anuncia que la Octava está a punto de comenzar.

En punto de las 10:00 horas, entre los músicos y los coloridos trajes regionales de las ocho regiones de Oaxaca apareció la Diosa Centéotl, Rebeca Itahí Ortiz Santibáñez, oriunda de San Melchor Betaza.

De acuerdo a los cronistas de la ciudad capital, la Diosa Centéotl es quien preside estas fiestas, pues los primeros pobladores de la Verde Antequera veneraban año con año a la Diosa del Maíz en lo más alto del Cerro del Fortín, en agradecimiento a la cosecha obtenida.

“Oaxaca está de fiesta y nos refrenda su amor a través de la Guelaguetza, bienvenidos sean todos”, exclamó Ortiz Santibáñez e inmediatamente con sus canastos florales, acompañadas de sus marmotas y por el ritmo del Jarabe del Valle aparecieron las Chinas Oaxaqueñas de doña Genoveva Medina.

Recordando la inesperada partida de Sylvia Alejandrina Márquez Medina, algunos familiares y amigos no pudieron contener las lágrimas para gradecer a quienes por 60 años han conservado esta delegación que inculca alegría y tradición en todos los rincones de Oaxaca.

Así comenzó la Octava del Lunes del Cerro en el Auditorio Guelaguetza donde han bailado generaciones tras generaciones para mostrar el mosaico étnico cultural de Oaxaca al mundo.

Con un vibrante inicio, las Chinas Oaxaqueñas compartieron su Guelaguetza a los asistentes; posteriormente llegó la delegación de Santiago Jocotepec con su jarabe La Compañera del Chinanteco, proveniente de la zona de los Choapas, en la Cuenca del Papaloapan, lugar en que se elaboran enormes tortillas de maíz.

La máxima fiesta continuó con el Fandango Zapoteco de Santo Tomás Mazaltepec, los bailarines mostraron sus costumbres como la Sacada de Novia, tradición que se conserva en la actualidad en esta comunidad ubicada en los Valles Centrales.

“Ay Sandunga, Sandunga mamá por Dios Sandunga no seas ingrata, mamá de mi corazón”, así sonó la primera estrofa de una de las canciones más emblemáticas del Istmo de Tehuantepec cuando arribó al escenario la delegación de Ciudad Ixtepec, que trajo para los presentes el festejo en honor a la Santa Cruz y las mujeres con sus espectaculares trajes istmeñas hicieron retumbar el auditorio con aplausos.

Después siguió el turno de la delegación de Huautla de Jiménez con los sones mazatecos “Naxo loxa, naxo naconsé” y “Naxo tochacua”, los oriundos de la región Cañada mostraron sus costumbres y tradiciones que conservan.

Aunque en otros años habían sido considerados para cerrar con broche de oro la máxima fiesta de los oaxaqueños, después de su recorrido desde la Cuenca del Papaloapan, pasando por la Sierra Juárez hasta llegar a los Valles Centrales arribó San Juan Bautista Tuxtepec.

Con la frase “Medio viaje fue subir, medio viaje fue bajar pero ya llegamos”, los integrantes anunciaron la llegada de la Flor de Piña y con gran algarabía fueron recibidos por las más de 11 mil almas que se dieron cita en el Cerro del Fortín.

A decir de la coreógrafa y creadora de la Flor de Piña, la maestra Paulina Solís Ocampo, este baile que muchos consideran como el baile de “las gallinas alocadas”, cautivó a propios y extraños que abarrotaron la Rotonda de la Azucena.

Con sus trajes multicolor de corte señorial arribaron las hermosas mujeres tuxtepecanas que cargando sus piñas en los hombros hicieron vibrar el Auditorio Guelaguetza.

“Baila, baila flor de piña, baila, baila mi niña”, clamaban los miles de asistentes que no dejaron de emocionarse con este espectacular y colorido baile.

La alegría que causa la máxima fiesta de los oaxaqueños siguió contagiando a los visitantes con la Canción Mixteca de José López Alavés, mientras el público entonaba “Qué lejos estoy del suelo donde he nacido, intensa nostalgia invade mi pensamiento, y al verme tan solo y triste cual hoja al viento quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento”, todos por igual ondearon sus sombreros de palma.

Los presentes se llenaron de emoción y algarabía, mientras una pareja de bailarines de Huajuapan de León ejecutó con maestría el complejo Jarabe Mixteco.

La festividad continuó con el Fandango de Varitas de Villa de Tututepec, posteriormente llegó la espectacular Danza de la Pluma de San Jerónimo Tlacochahuaya, le siguió el Jarabe de la Botella de Teococuilco de Marcos Pérez y por primera estuvo presente, ejecutando Las Fiestas de mi Pueblo, Santo Domingo Chihuitán, del Istmo de Tehuantepec.

Siguió la Boda Chatina de Santos Reyes Nopala y cerró con sus versos la delegación de Santa Catarina Juquila con sus Chilenas y Juegos.

Como cada año la primera presentación de la Octava de los Lunes del Cerro, fiesta de compromiso, tradición y convivencia de los oaxaqueños. El festejo cumplió con la expectativa, sin embargo, el único obstáculo que sortearon los bailarines fue el sistema de audio que presentó fallas y las pantallas que se colocaron en lo más alto del escenario que impidió mirar el paisaje colonial de la ciudad de Oaxaca.

       
Ofrenda para el mundo

Al ritmo del Jarabe del Valle, las Chinas Oaxaqueñas de Casilda Flores -la eterna horchatera-, hicieron su aparición con sus canastas adornadas con flores, y acompañadas de las marmotas y farolitos multicolores, que llenaron de alegría y color el auditorio.

Una intensa lluvia en el valle de Oaxaca humedecía la Rotonda de la Azucena, cuando a las 17:00 horas, la Diosa Centéotl 2017, Rebeca Ortiz Santibáñez, fue la encargada de dar la bienvenida y tras el ritual se sentó a lado del gobernador Alejandro Murat en el palco B del auditorio para encabezar la octava del “Lunes del Cerro”.

Así iniciaba la edición vespertina de la Guelaguetza, entre los gritos de ¡Viva Oaxaca!, ¡Viva la Guelaguetza!, miles de asistentes disfrutaron de cada una de las presentaciones.

Más tarde llegó, San Andrés Huaxpaltepec con su Fandango de Cajón y Mayordomía; aplausos ensordecedores se escucharon cuando se anuncio la presencia de Pinotepa Nacional, una de las delegaciones que protestó para ser incluida en la Guelaguetza 2017, los costeños trajeron la alegría con sus Sones y Chilenas.

Con cadenciosos pasos y amplias faldas, Miahuatlán de Porfirio Díaz ofreció su tradicional Fandango Miahuateco, lo cual animó a los asistentes que aplaudieron y corearon la presentación.

Las más de 11 mil almas reunidas aplaudían las presentaciones, mientras los truenos que presagiaban la lluvia también se hacían presentes.

A la cita también acudió la delegación de San Antonino Castillo Velasco que ofreció su tradicional Domingo de Ramo; luego hizo acto de presencia la de delegación de San Melchor Betaza con sus Sones y Jarabes y más tarde llegó Unión Hidalgo con su Festividad a la Santa Cruz.

Propios y extraños, no dejaban de apreciar el folclor oaxaqueño y entusiasmados se alistaban a recoger las frutas y productos que cada delegación regaba.

Desde la Mixteca llegó Santo Tomás Ocotepec y presentó el Baile de la Aguja, que recibió una estruendosa ovación.
Santa María Zacatepec ofreció su Ritual de Boda, Fandango y Carnaval Tacuate y Huautla de Jiménez con sus Sones Mazatecos, La tortolita, Flor de Naranjo, Anillo de Oro y La Paloma.

Turistas nacionales y extranjeros fueron contagiados de la alegría de las delegaciones provenientes de las diferentes regiones del estado que acudieron a presentar su folclor, su música y sus tradiciones.

El escenario se volvió a encender cuando Cuilapam de Guerrero presentó la Danza de la Pluma. La representación de Huajuapan de León elevó la temperatura con el Jarabe Mixteco y también trajo la nostálgica con la Canción Mixteca, cautivo a los asistentes que con sombrero en mano disfrutaron y cantaron.

San Juan Bautista Tuxtepec trajo para los asistentes su inigualable Flor de Piña ya entrada la noche, Sones, Juegos y Chilenas de Santiago Jamiltepec y San Pedro Huilotepec con Dejada de la Luz de la Novia.

Las Chinas Oaxaqueñas cerraron el espectáculo racial, con la esencia de los oaxaqueños, pues son las encargadas de portar alegría a las fiestas patronales.

Como ya es tradición, los juegos artificiales inundaron el cielo de Oaxaca y fueron el marco que engalanó el cierre de La Guelaguetza 2017, y como siempre sucede, entre vivas y aplausos, público y delegaciones se fundaron en un ambiente de hermandad y fraternidad en el entarimado de la Rotando de la Azucena.

Andrés Carrera Pineda

Reportero del periódico El Imparcial de Oaxaca, especialista en la cobertura en temas de migración, política y conflictos sociales. Pasante de la Licenciatura de Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha sido colaborador de la agencia de noticias de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos (AME)

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