Entre las sombras de los faros de la calle García Vigil, un niño corre hacia su hermano menor y lo empuja hacia la banqueta para que vea de lejos a los tres Reyes Magos.
“Mira, sí existen los Reyes, van a ver al niño Dios”, grita con entusiasmo el niño hacia el otro menor que rápidamente pide a sus padres que lo lleven un poco más cerca de aquellos personajes.
En las primeras calles del “Recorrido del Nacimiento Viviente” se observan ángeles con enormes alas, la Virgen María y José, rodeados de algunos pastores que llevan estrellas y algunas cajas entre sus manos.
Con túnicas doradas, anaranjadas y rojas, Melchor, Gaspar y Baltazar sonríen a los niños y niñas que los ven pasar por las calles del Centro Histórico de la ciudad, mientras los padres preparan cámaras y celulares.
La música atrae a gente que corre hacia las Chinas Oaxaqueñas para formar parte del baile acompañados por marmotas que recuerdan las tradiciones y costumbres oaxaqueñas.
Estrellas multicolores, luces de bengala y veladoras iluminan aún más las calles del Centro de la ciudad, donde la celebración se hace cada vez más grande.
Los pastores también atraen la mirada de los niños y adolescentes que admiran su vestimenta, mientras otros prefieren continuar en el baile o acompañar a la Tuna de la Universidad Regional del Sureste (URSE).
Niños con sus padres y abuelos gritan de alegría. “¿Ya va a nacer el niño Dios?”, insiste un pequeño a su madre, que solo asiente con la cabeza mientras sonríe y le agarra la mano.
El recorrido finaliza en el Jardín “El Pañuelito”, decenas de asientos anuncian una obra de teatro. “Después habrá piñatas”, dice un organizador.