Pastorelas en Oaxaca: tradición de adoración al niño

Culminarán las Pastorelas este 6 de enero, una tradición de adoración al niño Jesús de 7 rancherías del municipio de San Agustín Tlacotepec, su máximo mensaje el amor, obra teatral donde la comunidad se involucra a la adoración.

Desde niños, la comunidad se involucra a esta tradición, es una de las claves de que como este hecho de fe perdura, da a conocer, Valerio López Aguilar, de la comunidad de Ndicayuco, quien a los 4 años de edad fue el diablo número 5 de la Pastorela.

UN ACTO DE FE

Da a conocer que estas obras teatrales de los pueblos indígenas mixtecos, son un acto de fe, porque se pone un verdadero altar al niño Dios, un reinado o cueva de donde salen los diablos a meterle malas ideas a los pastores o campesinos. Ellos bailan y hacen escenas de valentía con el anuncio de que no le crean al hombre que está por llegar, que los verdaderos reyes son ellos, muestran sus planes malévolos, magia, confunden y dividen.


Existen las danzas de combate entre los arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael con los diablos como el egoísmo, la lujuria, avaricia, ignorancia, pecado, Lucifer y sus seguidores, ellos confunden a los campesinos, les arrebatan sus tradiciones, les hacen creer que el niños que está por nacer es un falso rey que él no hace milagros, ni magia, que ellos son los mejores, los tratan de ignorantes, les quitan sus bienes los dividen, pero Balam, dentro de los pastores, es el abuelo sabio que da consejos, trata de enderezar el camino de quienes están confundidos y obedecen las órdenes de los malvados.

Estas historias que se dan a conocer mediante, líneas, versos, danza, baile, música, escenografía natural, pirotecnia, fogatas, son una tradición que se hace posible gracias a todo un equipo de trabajo, desde quienes asumen el papel de mayordomos, cuaderneros, que son las personas que dirigen la obra, los padrinos, actores y músicos.

INICIAN DESDE NIÑOS

 


Valerio López Aguilar, nativo de esta comunidad de San Agustín Tlacotepec, da a conocer que durante sus años de participación inició bailando de diablo, se aprendió su relación, sus parlamentos y diálogos que eran en contra de lo bueno y confundir a las masas. Inició en su natal comunidad de Ndicayuco, a los 4 años de edad, también fue Balam, el ermitaño sabio y el arcángel Miguel.

Recuerda que su papá don Sixto López Hernández, era cuadernero en el pueblo, uno de los principales conocedores de esta cultura, estuvo en el cargo más de 60 años, desde luego que él aprendió también de su papá, quien era un reconocido danzante, músico y conocedor de la relación, llamado así el libreto.

Las Pastorelas inician en Río de la Junta, Buena Vista, Totojaa, Yosojica, Ndicayuco y el 24 en el centro, además el 6 de enero cierra con la intervención de los Reyes Magos. Ésta se organiza mediante un comité que se integra por un mayordomo, padrinos, actores y músicos.

Da a conocer que los inicios de estas Pastorelas fue en la comunidad de Totojaa, hace más o menos 300 años, cuando un señor de la comunidad de Santa Catarina Ticúa, llegaba a realizar los montajes de la obra teatral, de acá se conserva el libreto realizado todavía en manuscrito, se dice que fue copiado del original que esta persona tenía, ya que el lenguaje es original todavía con palabras a veces sin comprender y muy floridas.

DIFERENTE EN CADA COMUNIDAD

En cada ranchería la puesta en escena es diferente, la única comunidad que no se sabe de dónde sacó el libreto es en la comunidad de Rio de la Junta, lo cierto es que esta es un población que ha sufrido mucha migración, la mayoría de sus habitantes están radicados en la Ciudad de México y vienen a representar la obra teatral, hacen sus ensayos desde el mes de octubre, pero desde el mes de enero hacen la repartición.

Antes eran días seguidos de la presentación, pero se pusieron de acuerdo y ahora se hace un día si otro no, ahora ya no terminan 4 o 5 de la mañana, muy tardar culminan a la una de la mañana, desde luego que empiezan a las 8 de la noche.

Las Pastorelas son una tradición de familia, se conforman de varios meses de anticipación, por ejemplo desde que termina una participación, los que van a asumir los cargos, ellos ya están preguntando u haciendo encargos para que ésta se asegure, con quienes cuentan y qué es lo que se necesita.

Valerio da a conocer que de niño siempre muy emocionado esperaba cada una de las puestas en escena, veía como había personas especialistas que diseñaban los trajes, desde las capas de los diablos, las máscaras con cuernos, los trajes de los arcángeles, los ensayos para los bailables y danzas, el repaso de los parlamentos, son divertidos.

CONSERVAR LAS TRADICIONES

Son muchos los esfuerzos y repasos, estas obras teatrales sólo se representan una vez en cada una de las localidades, pero así ha sido siempre, lo único que no se repasa son los rezos y la procesión a la que se involucra la comunidad, en si es una obra de teatro donde la comunidad también se vuelve actor.

Estas representaciones hoy en día son trabajadas por las instituciones educativas, desde preescolar, primaria y los otros niveles educativos, lo han tomado como una forma de la academia, ya que estos libretos tienen desde la música, las indicaciones, los versos y las historias a desarrollar, en múltiples ocasiones se vuelven parte de una obligación, con el fin de que los jóvenes conozcan también esta parte de los conocimientos ancestrales.

 

La obra se inició a representar desde 1824 según don Claudio Guzmán, nieto de la persona que llevó las Pastorelas a estas comunidades indígenas, hasta el momento se siguen realizando con base en el libreto original, donde también vienen las indicaciones sobre los vestuarios, tanto de los arcángeles, como de los luciferes, además de los pastores, las entradas y salidas, las danzas y los bailes.

Julio César Hernández Jaimes, nativo de la comunidad, da a conocer que las Pastorelas se realizan en estas poblaciones que viven pobreza económica, pero ricos por estas expresiones, sobre todo porque cada localidad lo hace de manera diferente, es decir, de una población a otra cambian mucho.

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